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Cuando el bebé no llega

La búsqueda de un hijo suele ser, generalmente, una decisión esbozada primero, pensada luego y finalmente deseada. Este proceso moviliza proyectos, fantasías, dudas y ansiedades que conforman una de las experiencias más importantes en la vida de un ser humano. 
Ahora, ¿qué pasa cuando el proyecto no se concreta y la llegada de un bebé se hace esperar? En la mayoría de los casos, esto suele generar temores y angustias que hacen dudar sobre la posibilidad real de un embarazo.

Son muchas las causas que pueden postergar la concepción, sin embargo, se habla de INFERTILIDAD cuando existe una incapacidad para quedar embarazada luego de 12 meses de relaciones sexuales sin protección. 
Por otro lado, la infertilidad sólo es irreversible en un pequeño porcentaje de las parejas. Estimativamente, entre el 50 y el 60% logran un embarazo luego de una terapia apropiada y del 15 al 20% lo concretan sin ningún tipo de tratamiento.

Posibles causas
Son muchos y variados los factores que pueden estar obstaculizando la posibilidad de un embarazo. Tanto en el hombre como en la mujer, las causas  pueden ser físicas o emocionales.
En el hombre, las causas físicas más comunes pueden deberse a una eyaculación retrógrada (que implica poca o nula salida de semen),  impotencia, deficiencia hormonal, contaminantes ambientales, cicatrizaciones por enfermedades de transmisión sexual o disminución del conteo de espermatozoides, producido por un alto consumo de marihuana o de medicamentos recetados, como cimetidina, espironolactona y nitrofurantoína.
En la mujer, la infertilidad puede provocarse por una disfunción ovulatoria cicatrización por enfermedades de transmisión sexual o endometriosis, mala nutrición, desequilibrio hormonal, quistes ováricos, infección pélvica, tumor o anomalía en el traslado de los óvulos desde el cuello uterino a través de las trompas de Falopio.

Además, hay otros factores que pueden incrementar las posibilidades de infertilidad y que deben ser tenidos en cuenta al hacer una consulta con el especialista.
- Antecedentes de orquitis o epididimitis (inflamaciones de la zona genital masculina).
- Antecedentes de paperas y varicocele en el hombre.
- Ciclos menstruales irregulares o sangrados fuera de fecha.
- Algunas enfermedades crónicas como la diabetes.
- Tener o haber tenido enfermedades de transmisión sexual.
- Endometriosis o defectos en el útero.
- Trastornos alimentarios.
Un factor importante es la edad de la mujer, ya que la calidad y la cantidad de óvulos disminuyen progresivamente después de los 30 años, y drásticamente después de los 40. En el hombre esto se observa después de los 35 años, a partir de aquí la cantidad de espermatozoides móviles decaen un 2% cada año.
Según la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, el estrés puede ser otro factor de riesgo. Altos niveles de estrés pueden cambiar las condiciones hormonales en la mujer, causando ovulación irregular y espasmos en las trompas de Falopio. Pueden producir también contracciones uterinas indoloras que compliquen la implantación de los embriones. En hombres, los niveles altos de estrés pueden disminuir la producción de espermatozoides.
Además, suele plantearse un círculo vicioso en donde el estrés pasa a ser una causa y una consecuencia de la infertilidad.

Por dónde empezar
Debido a que una pareja “sana” tiene un 30% de probabilidades mensuales de lograr un embarazo, siempre se recomienda esperar al menos un año antes de iniciar estudios o tratamientos.
Una vez pasado este lapso, lo conveniente es consultar con el ginecólogo posibles estudios de diagnóstico. 

Entre los más comunes, se encuentran:
- Análisis del semen. 
- Medición de la temperatura corporal basal y evaluación de los cambios del moco cervical, para identificar el periodo de ovulación.
- Examen poscoital para evaluar la interacción entre los espermatozoides y el moco cervical.
- Medición de la progesterona. 
- Biopsia de endometrio. 
- Biopsia testicular. 
- Medición de la hormona luteinizante urinaria, para predecir la ovulación.
- Exposición al progestágeno cuando la mujer presenta ovulación esporádica o ausente. 
- Medición de los niveles hormonales.
- Histerosalpingografía para ver la ruta de los espermatozoides desde el cuello uterino a través del útero y las trompas de Falopio. 
- Laparoscopía para visualización la cavidad pélvica. 
- Examen pélvico de la mujer para determinar si hay quistes. 


Fuentes: www.medlineplus.gov.ar; www.todobebé.com, www.nacersano.com

 

 


 
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