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Hipotiroidismo
y sobrepeso
El sobrepeso suele ser uno de los problemas con los que se enfrenta
un paciente hipotiroideo. Si bien esto no significa que todo hipotiroideo
tenga o pueda tener problemas de sobrepeso ni que el hipotiroidismo sea
la causa del mismo, pacientes que sufren trastornos tiroideos luchan
con el problema de no poder bajar de peso, aunque hayan comenzado el tratamiento.
Existen factores relacionados directamente con el sobrepeso y con la
dificultad en recuperar el peso ideal. Su conocimiento puede servir de
guía al momento de encarar acciones para una dieta de adelgazamiento.
Una perspectiva desde la energía
Como primera condición, debe saberse que cualquier intención
de bajar de peso saludablemente debe incluir sí o sí dieta
y ejercicios físicos. El tratamiento del hipotiroidismo permite
reducir síntomas de la enfermedad y recuperar el equilibrio metabólico,
sin embargo repercute sólo de forma secundaria en una reducción
de peso.
Desde décadas se ha analizado el problema del sobrepeso y la
obesidad desde sus causas físicas y ambientales. En la actualidad
se ha incluido en el análisis los mecanismos de regulación
del balance energético, cuyas alteraciones favorecen el incremento
de la adiposidad.
En esta línea, existen tres factores que relacionados al aumento
del peso corporal: el equilibrio metabólico, los cambios químicos
en el cerebro y la resistencia a la insulina.
Según el Dr. Lou Aronne, autor de “Weight Less Live Longer”,
en situaciones generales, cuando una persona comienza a consumir muchas
calorías, el metabolismo corporal aumenta su funcionamiento para
procesar este exceso, lo que resulta en menos apetito, favoreciendo la
normalización del peso. Este mecanismo se denomina “punto de balance”.
En personas con hipotiroidismo, el metabolismo se vuelve más
lento y, por ende, su capacidad para procesar las calorías excesivas.
Cuando esta situación se vuelve crónica, el organismo modifica
su punto de balance elevándolo y oponiendo menos resistencia al
aumento de peso.
En este marco, las dietas a aplicar deben tener en cuenta este punto,
ya que la “resistencia” del cuerpo a bajar de peso es mayor.
Algo similar sucede en lo que respecta a las sensaciones de hambre
y saciedad. Cuando el cuerpo necesita energía, el cerebro estimula
la sensación de hambre. Una vez que se ha consumido lo necesario,
este produce seratonina, una sustancia que avisa al organismo que ya ha
consumido suficientes carbohidratos. Cuando el metabolismo es muy lento,
debido a alteraciones en la tiroides, su capacidad de procesar lo ingerido
va a ser menor a lo que considera el cerebro como suficiente. En consecuencia,
la sensación de saciedad va a estar por encima de la cantidad apropiada
de comida que el organismo puede procesar, favoreciendo el aumento de peso.
Una alternativa aconsejada para estimular la producción de seratonina,
favoreciendo así la sensación de saciedad, es el ejercicio
físico.
Otro factor favorecedor del sobrepeso es la hiperinsulinemia y su consecuencia:
la resistencia a la insulina.
La insulina es una sustancia producida por el páncreas cuya
principal función es favorecer a que las células del organismo
absorban el azúcar que ingresa a la sangre y la reserven como energía.
Los azúcares son incorporados al organismo a través de
los carbohidratos (harinas y azúcar). La alimentación actual
es elevada en carbohidratos, generando una incorporación excesiva
de azúcares en la sangre. Frente a esto, el páncreas responde
aumentando la cantidad de insulina. En algunas personas, el consumo constante
de una dieta alta en carbohidratos crea una condición llamada “resistencia
a la insulina”. Esta condición hace que las células no respondan
adecuadamente a la absorción de azúcar, por ende el cuerpo
debe producir cada vez más insulina para mantener el nivel óptimo
de glucosa en la sangre. A su vez, los niveles altos de insulina en sangre
causan una sensación de hambre más exagerada de lo normal,
incitando a una mayor ingesta de carbohidratos.
Este cuadro suele darse en personas con problemas hipotiroideos, ya
que, al disminuirse el funcionamiento de todos los órganos, también
se dificulta el funcionamiento de las células, favoreciendo la mayor
producción de insulina.
En estos casos, mantener una dieta baja en carbohidratos y en azúcares
en el tiempo permite al organismo ir recuperando el equilibrio en la producción
de insulina y, poco a poco, ir reduciendo la ansiedad por este tipo de
alimentos. |
Fuentes: www.about.com; www.alfabeta.net.; “Obesidad:
Aspectos Clínicos y terapéuticos”, Dr. Fernando Carrasco
Naranjo, Universidad de Chile.
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