Aspurc
Enfermedades
de invierno
La temporada de invierno, y principalmente los primeros fríos,
son un fértil escenario para las enfermedades respiratorias. Si
bien no son las bajas temperaturas en sí mismas las causantes de
enfermedad, propician hábitos y conductas que favorecen su aparición.
Por otro lado, la defensa natural presente en la zona de la nariz
pierde movilidad al enfriarse. Esto facilita el paso de microbios al organismo
y no se llega a calentar el aire que llega a los pulmones.
Además, la contaminación producida por la combustión
de materiales para calefaccionar, la falta de ventilación de los
hogares, el hacinamiento de personas en espacios cerrados y el aumento
de la humedad ambiente al faltar ventilación favorecen el desarrollo
y contagio de las enfermedades respiratorias, principalmente las virales.
Si bien estas enfermedades afectan a todos los grupos etáreos,
son más vulnerables los niños y los ancianos ya que sus defensas
son menores y las complicaciones pueden ser más críticas.
Si bien en un inicio estas enfermedades son similares en sus síntomas,
los niveles de gravedad que pueden alcanzar son muy dispares. Por ende,
diagnosticarlas a tiempo es lo prioritario. Muchas veces, este diagnóstico
es más complicado en los niños al no poder comunicar con
exactitud sus síntomas. En estos casos, es indispensable acudir
a un médico cuando se presentan las primeras señales y el
decaimiento propio de estas afecciones. Debido a que más del 70%
de las enfermedades respiratorias más frecuentes son de origen viral,
el tratamiento suele reducirse al reposo y analgésicos o antifebriles.
Es muy importante evitar la automedicación, ya que los antibióticos
sirven en los casos de enfermedades bacterianas. En las víricas,
éstos son inservibles y aun pueden empeorar el cuadro añadiendo
efectos secundarios sobre el organismo.
Resfrío
Enfermedad viral de duración aproximada de 2 a 5 días.
Síntomas: compromiso del estado general, obstrucción nasal,
estornudos, tos seca poco frecuente y a veces fiebre hasta 38,5°C.
En los menores de un año puede haber trastornos en la alimentación
y el sueño. No se deben ingerir antibióticos y se trata con
reposo y abundante líquido. Pueden usarse antidescongestivos. Si
la fiebre o la dificultad para respirar persisten más de tres días
es aconsejable acudir a un médico.
Faringoamigdalitis
Inflamación de la faringe o las amígdalas que puede ser
de origen viral o bacteriano. Síntomas: decaimiento, dolor de cabeza,
dolor de garganta, fiebre hasta 38,5° y puede haber enrojecimiento
y manchas blancas en las amígdalas.
Se debe consultar a un profesional ya que suele requerir medicación
y reposo. Si no es tratada, puede extenderse a otros órganos y causar
daños irreversibles en el corazón y los riñones.
Laringitis
Inflamación aguda y obstrucción de la laringe, generalmente
de origen viral. Síntomas: disfonía o afonía, tos
perruna, estridor inspiratorio, diferentes grados de dificultad respiratoria
y fiebre moderada. Normalmente no tiene complicaciones y se puede manejar
en el hogar.
Otitis
Inflamación aguda del oído medio y la trompa de Eustaquio.
Puede afectar a uno o a los dos oídos. Puede ser de origen viral
o bacteriano. Síntomas: dolores intensos de oídos de comienzo
brusco, fiebre y, en lactantes, irritabilidad como manifestación
del dolor. Se puede presentar supuración del oído y dificultad
para escuchar. El dolor se acentúa al recostarse o bajar la cabeza,
éste suele ser un signo para reconocerlo en niños pequeños.
Suele afectar más a los menores de 3 años y no suele
tener complicaciones serias. De todos modos debe consultarse al médico
porque a veces hace falta medicación (sobre todo si supura) y puede
llegar a necesitarse una intervención quirúrgica para drenar
el fluido.
Aplicar calor en la zona suele aliviar el dolor, pero no debe taponarse
el oído.
Fuentes: www.mailxmail.com; www.esmas.com; Programa
Nacional de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA). DISAP, MINSAL, Chile;
www.padresok.cl |
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