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Miopia
e hipermetropia
Entre las enfermedades oftalmológicas más comunes,
la miopía y su contraria, la hipermetropía, ocupan uno de
los primeros lugares por su frecuencia. Afectan por igual a hombres y mujeres
y se desarrollan principalmente en la infancia y la adolescencia.
La miopía se caracteriza por la dificultad de ver con
claridad los objetos distantes. Puede producirse porque el globo del ojo
es demasiado alargado o el cristalino (la lente que se encuentra en el
ojo) tiene una distancia focal insuficiente. Si bien pueden observarse
claramente los objetos cercanos, al enfocar uno lejano, la imagen visual
se forma antes de la retina y no sobre ella, generando una percepción
borrosa del objeto enfocado. La miopía generalmente se manifiesta
en la época escolar, suele desarrollarse rápidamente
durante los años de mayor crecimiento y se estabiliza luego de los
20 años.
En la hipermetropía, la imagen visual se forma por detrás
de la retina, provocando la visión borrosa de lo objetos cercanos.
Este problema puede deberse a que el globo ocular es demasiado pequeño
o el poder de enfoque es demasiado débil. La hipermetropía
generalmente está presente desde el nacimiento y se manifiesta en
la infancia, aunque a veces sus síntomas son poco detectables sin
los controles adecuados.
Causas
Tanto en la miopía como en la hipermetropía, el factor
hereditario es un gran condicionante. Los hijos de padres miopes o hipermétropes
tienen más posibilidades de desarrollar la enfermedad.
Además, estudios científicos relacionan las condiciones
ambientales con el desarrollo de la miopía. Según las mismas,
determinados hábitos producen un debilitamiento del músculo
que controla la lente ocular, haciendo que ésta no se ajuste lo
necesario para captar los objetos lejanos. Este debilitamiento se produce
por el exceso de trabajo ocular a corta distancia, como la lectura o el
uso del monitor de la computadora, generando menos situaciones de enfoque
a larga distancia. Desde esta perspectiva, se plantea la posibilidad de
realizar ejercicios oculares para fortalecer el músculo, previniendo
así la necesidad de incorporar lentes correctivas para tratar la
miopía.
En todos los casos, siempre existe, anteriormente, una predisposición
del ojo a desarrollar alguna de estas patologías, las cuales pueden
despertarse a partir de esfuerzos visuales determinados.
Detección y tratamiento
La detección de la miopía o la hipermetropía se
realiza generalmente a partir de síntomas característicos:
En la miopía, las molestias más comunes son:
- Visión borrosa de los objetos distantes.
- Bizqueo
- Tensión ocular
- Dolor de cabeza
En la hipermetropía, se suele observar:
- Visión borrosa de objetos cercanos.
- Fatiga ocular.
- Dolor ocular.
- Dolor de cabeza al leer.
- Estrabismo (ojos cruzados) en niños.
El diagnóstico se obtiene a través de exámenes
de agudeza visual, refracción, visión del color, músculos
del ojo y de retina, realizados por el médico oftalmólogo.
La corrección puede realizarse con lentes aéreas o de
contacto, cuya forma y graduación se establecen a partir del tipo
y grado de la patología. En algunos casos de miopía o hipermetropía
puede recurrirse a la cirugía con eximer láser, muy difundida
en los últimos tiempos y con excelentes resultados.
Fuentes: www.tuotromedico.com; www.es.wilkipedia.org;
www.medlineplus.gov.ar; www.zonamedica.com.ar |
Optica ASPURC le recomienda:
Si usted debe hacerse anteojos, siempre es conveniente contar con unos
de repuesto.
Resultará de gran utilidad en caso de daño o rotura,
ya que el uso prolongado de lentes genera habituación y, el no tenerlos,
puede ocasionarles molestias y hasta imposibilidad de realizar sus tareas
diarias.
Si bien muchas reparaciones o reposiciones pueden hacerse en el acto,
cuando el trabajo es más complicado o las lentes son de laboratorio
y deben ser encargadas, puede existir una demora de hasta 72 hs. que no
depende exclusivamente del óptico.
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