Opinion
Un regalo a la Vida
¡Qué lejano nos parece un transplante de órganos!
Creemos que nunca lo vamos a necesitar, pero no siempre resulta así.
En una comunidad tan numerosa como la de nuestra Universidad, cada tanto,
tenemos noticias de algún transplantado, ya sea un Docente, No Docente
o un familiar de alguno de ellos.
¿Quién se puede sentir seguro de no necesitarlo algún
día?
Quizá lo más importante es desterrar uno de los mitos
acerca de la donación: “Si sos donante te van a matar por tus órganos”,
frase excesiva pero que muchos creen. Ante una noticia de donación
o transplantes efectuados, nos emocionamos por lo ocurrido y… nada más,
nos olvidamos. Nos olvidamos de que podemos ayudar.
Las modificaciones introducidas por la Ley 26.066, también conocida
como Ley de Donante Presunto, establece que toda persona capaz y
mayor de 18 años pasa a ser donante de órganos y tejidos
tras su fallecimiento, salvo que haya manifestado su oposición.
En tanto, la negativa es respetada cualquiera sea la forma en que se haya
expresado. La Ley destaca que para la donación de órganos
y tejidos provenientes de donantes cadavéricos quien debe disponer
del cuerpo luego del fallecimiento es el mismo donante, reafirmando el
principio de autonomía.
¿Qué se puede transplantar? Tanto órganos como
tejidos y células.
Los órganos que se trasplantan en nuestro país son: riñón,
hígado, corazón, pulmón, páncreas e intestino.
Los tejidos que se trasplantan son: córneas, piel, huesos y
válvulas cardíacas. A diferencia de los órganos, los
tejidos pueden ser donados hasta 6 horas después de ocurrido el
paro cardíaco.
Tanto en el caso de órganos como de tejidos, los trasplantes
se efectúan a partir de donantes cadavéricos.
El trasplante de Células Progenitoras Hematopoyéticas
(CPH), se conoce como trasplante de médula ósea. Las células
son donadas en vida y pueden o no ser de un familiar.
También se pueden donar órganos en vida. Ante la falta
de donantes cadavéricos, se puede efectuar trasplantes renales (se
puede llevar una vida sana con un solo riñón) y hepáticos
(se dona parte del hígado, el cual luego se regenera). La donación
de órganos entre familiares está permitida exclusivamente
cuando se estima que no afectará la salud del donante y existan
perspectivas de éxito para quien reciba el órgano.
Otra consideración que se suele tener en cuenta es el estado
del cuerpo luego de una ablación y se debe tener la tranquilidad
de
que los profesionales encargados de ello son sumamente respetuosos del
donante y de los sentimientos de sus familiares, por ello cuidan el cuerpo
para su posterior despedida.
Las diferentes religiones existentes en el mundo, en líneas
generales, no se oponen a la donación y el trasplante de órganos,
aún cuando los preceptos de algunas de ellas vuelvan en la práctica
imposible que tal acto se realice. También en términos
generales las religiones dejan en libertad de conciencia a sus fieles para
decidir sobre la cuestión y se pronuncian casi unánimemente
en contra de la compra venta de órganos, resaltando el carácter
solidario inherente a la donación.
Si alguna vez supieron de alguien en lista de espera, seguramente se
habrán enterado de que lo que llamamos “vida normal”, no existe
para ellos. A medida que el tiempo pasa, los diferentes órganos
sanos del cuerpo se van deteriorando debido al sobreesfuerzo de mantener
al ser humano con una vida “relativamente normal”, hasta el punto de comenzar
a fallar, dando insuficiencia pulmonar, insuficiencia cardíaca,
trastornos neurológicos, etc.
¿Hay vida después de la muerte? Sin importar de qué
religión o credo sea una persona, aunque uno muera y no crea en
la “vida eterna”, puede ser la vida de otra persona después de nosotros
la que exista, gracias a un pequeño pero inmenso acto de generosidad.
¿De qué sirve un cuerpo intacto en el cementerio, si hay
bebés, niños y adultos rogando por un órgano? ¿De
qué sirve, si un niño, con toda una vida por delante, no
llega a disfrutarla por esperar demasiado y no poder soportarlo?
HAGAMOS UN REGALO A LA VIDA.
Fuentes consultadas:
www.incucai.gov.ar
www.cucaier.gov.ar
www.leonismoargentino.com.ar/INCUReligiones.htm
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Por Cecilia Aravena, trabajadora no docente de
la Dirección de Salud. |