La función social de
la Universidad fue el eje de un debate que estuvo presidido por el obispo
Eliseo Martín: “El cristianismo tiene una originalidad
propia que aportar al conjunto, por eso puede tener una universidad”
Monseñor Eduardo Eliseo Martín encabezó en
la UNRC un panel en el que se debatió sobre “La Universidad y su
función social”, el cual fue organizado por el Equipo de Pastoral
Universitaria y contó con la participación de los distintos
claustros universitarios.
El obispo remarcó “la necesidad de encontrar un significado
último de la realidad, que fundamente sólidamente un compromiso
social permanente y una búsqueda incansable del bien común”.
“Este debate me ha puesto en contacto con lo que es la Universidad,
con las problemáticas que tienen, los deseos, las esperanzas y las
dificultades que encuentran, debido a diversos obstáculos, en esa
concreción de una función social”, indicó.
En cuanto a la relación entre ciencia y fe dijo que “no hay
contradicción. Porque la fe es un don que Dios da a la inteligencia.
Y la ciencia es la búsqueda de la razón del conocimiento
de las cosas. Si hay alguna contradicción aparente es porque yo
no tengo bien informada mi fe y entonces creo una cosa y no es, o porque
el dato científico no es tal. Hay que admitir que la ciencia no
es absoluta, es un conocimiento por aproximación. Hay teorías
científicas que hoy son validadas y mañanas se descubren
otros fenómenos que invalidan esas teorías. Es decir también
que es un conocimiento imperfecto. Nosotros apostamos a un diálogo
entre fe y ciencia. No es cierto que tener fe sea una irracionalidad”.
-Se está gestando la idea de generar una universidad católica.
¿Por qué la necesidad de crear otra, en lugar de fortalecer
a la Universidad laica que ya existe en esta ciudad?
-Esa es una idea a largo plazo. Ahora empezamos con un instituto superior
de formación docente. El principio es muy claro. No por querer competir,
sino por lo que significa la pluralidad de una cultura y de una sociedad.
Hay diversidades e identidades culturales que componen a nuestra Nación.
Y creemos que cada identidad cultural tiene que tener su espacio propio.
El cristianismo tiene una originalidad propia que aportar al conjunto,
por eso puede formar a docentes y, en el día de mañana, tener
una universidad.
Buscar la verdad
Sobre los retos de la UNRC, el obispo dijo que “recién la estoy
conociendo. Es la segunda vez que la visito. Pero, un poco es la búsqueda
de la verdad. Y también ensanchar la razón. No reducirla
a una razón instrumental, sino admitir la posibilidad de que la
razón se formule las preguntas por el significado último
de las cosas, que son las preguntas sobre la existencia, el sentido de
la vida, quién soy yo, para qué vivo, de dónde vengo
y a dónde voy. Es necesario que estas preguntas también sean
planteadas desde la universidad, porque son preguntas de la razón,
no de la fe”.
-Las universidades son maquinarias constructoras de poder. ¿Qué
visión tiene Ud. sobre ese fenómeno?
-Un verdadero espacio de poder tiene que ser para el servicio. No para
el dominio. Y esto es un desafío permanente, porque la naturaleza
humana tiene una fragilidad intrínseca que la inclina muchas veces
al mal. Quien tiene cualquier tipo de poder tiene que ser una persona religiosa,
en el sentido más profundo del término, para que el poder
no la domine y no la instrumentalice al servicio de intereses particulares
o de sí mismo, sino para el bien común. Debe ser religiosa,
en el sentido de tener una conciencia de que uno pertenece a una realidad
superior y que uno no es el dueño de todo. Religiosa en ese sentido.
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Monseñor Martín dio a conocer sus perspectivas
acerca de universidad y cristianismo durante el panel organizado por Pastoral
del que participaron representantes de los distintos claustros.
El aborto bajo la lupa del jurista local Martín
Antiga
El abogado Martín Antiga disertó en la
Universidad sobre el aborto. Lo hizo en el marco de las Primeras Jornadas
de Derecho y Ciencias Sociales, organizadas por la agrupación estudiantil
Franja Morada, y dijo compartir el espíritu del derecho argentino
que entiende que hay vida desde el momento mismo de la concepción.
“El por nacer es una persona”, remarcó.
El jurista, que es docente de las cátedras de
Derecho de Familia y Derecho de Menores, abordó el tema del aborto
desde el derecho nacional, haciendo un pormenorizado análisis jurídico.
Constitución
Al ser consultado, Antiga dijo: “En el estado actual
del derecho nacional no es posible admitir el aborto, sin modificar la
Constitución, ya que esta incorpora los tratados internacionales,
que protegen la vida desde la concepción”. “Desde la convención
americana de los derechos humanos, del Pacto de San José de Costa
Rica, la vida humana está protegida desde la concepción misma,
de modo tal que no hay lugar para discusión alguna en orden al derecho
privado argentino, acerca de la imposibilidad de introducir el aborto sin
modificar nuestra Constitución y dejar de lado los pactos”, agregó.
El letrado, por otro lado, señaló: “Si
uno siguiera la historia de los países, en aquellos que nos han
precedido en el dictado del derecho, se avizoraría una legislación
que permitiría el aborto, porque de hecho Estados Unidos y Europa
Occidental lo tienen admitido, con distintos matices. De una manera distinta
a la prohibición que mantienen los países de Latinoamérica”.
Expresiones sociales
En referencia a la última manifestación
de mujeres, realizada en Córdoba, en pro del aborto, el docente
consideró: “Esa corriente feminista atiende a una cuestión
sociológica que no es menor, a una cuestión de realidad a
la que el derecho no puede dejar de mirar. Pero, no necesariamente implica
que el derecho tenga que modificarse desde esa perspectiva. Creo, en realidad,
que si los pactos se cumplieran absolutamente, se satisfacerían
muchas de esas demandas que hacen pie en las dificultades de muchas mujeres
para poder llevar adelante sus embarazos”.
Al esbozar su posición personal sobre el aborto,
Martín Antiga dijo que para él es muy profundo el debate
de la vida, marco en el cual su concepción es que “hay persona antes
de nacer”. “Hay ciertas cuestiones que yo no avalo porque mi título,
dado por una universidad nacional, me dice que tengo que defender ciertos
valores”, concluyó.
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