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Opiniones
¡Humanos Trabajando!

Freud decía que la familia y el trabajo son los dos pilares de la existencia y del desarrollo de la vida, son las dos tareas que permiten desarrollar la vida en un sentido positivo. Cuanto más agradable sea el trabajo, más se rendirá en él. Mi identidad es lo que yo hago: soy colectivero, o carnicero, o ingeniero. Eso es lo que me sostiene y me recorta del resto. También me da una pertenencia a una corporación. Entonces me ayuda a explicar qué soy en la vida, respecto de los demás,  y cuál es mi destino. 
Lo que más necesitamos es el respeto de los otros. Necesitamos ser valorados, admirados. 
El que trabaja en la U.N.R.C., forma parte de ella y participa de su prestigio. Como organización tradicional, el ser individual tiene peso, es importante en la estructura organizacional. Eso creemos. 
En nuestra Universidad, existen dos grupos: uno, con pensamiento tradicional, a los que les interesa el prójimo, sin importar el título que posean, o su estatus social; y otro, con pensamiento moderno, valorando números y estadísticas, y no a las personas. Para nuestro pesar, esta minoría es importante para nuestra vida diaria, porque son quienes nos hacen sentir poco valorados. 
El trabajo en la Universidad, ya sea de un docente como de un no docente, es necesario para la institución. Cada uno es un engranaje para que la maquinaria funcione armónicamente. Cuando algún engranaje falta, o no está trabajando correctamente, la maquinaria resiente su funcionamiento. 
La situación laboral actual hace al individuo competir continuamente con otros individuos, para no ser declarados innecesarios u obsoletos. El stress (Burn out) con el que convive cualquier persona, puede llevarlo a la necesidad perentoria de, con suerte, solicitar ayuda psicológica o psiquiátrica; aunque hemos sufrido la desaparición de compañeros de trabajo por muerte súbita, presencia de cáncer que termina con la muerte en un breve tiempo, depresión, suicidio, etc.
Esto hace a que necesitemos por lo menos, ser valorados por quienes somos y lo que hacemos en nuestro ámbito laboral. Nadie está exento de cometer errores, o “levantarse con el pie izquierdo”; desde un no docente de nivel inicial hasta el Sr. Rector, todos somos Seres Humanos. El hecho de que convivamos como mínimo siete horas por día en el campus y de que “nos conocemos todos”, hace a que la frustración de la ausencia de reconocimiento por el otro sea aún mayor. El sentimiento de “Serruchar el piso”, ante cualquier traspié es real y se hace sentir. La falta de valoración y el poco interés por el otro nos hace sentir profundamente aislados y no valorados. 
Ojalá todos volvamos a ser una sola organización, priorizando al SER HUMANO y lo que este puede aportar a la misma. Este aporte será de mejor calidad cuando el individuo se sienta valorado y reconocido como un elemento importante y valioso dentro de la institución a la cual pertenece. 

Creo que el ser humano en algún momento alcanzará el equilibrio que le permita lucrar sin explotar, mandar sin someter, ser eficiente y al mismo tiempo solidario. Posiblemente eso llegue el día en que pueda comprobar que de ello obtendrá más beneficio (moral, afectivo, social y de identificación positiva). 
  Alfredo Moffatt, psicólogo social, discípulo personal de Enrique Pichon Riviere.
 

Fuente: Ser Humano y Trabajo – Hacia una Empresa con Rostro humano www.sht.com.ar/reportajes/moffat.htm 


Cecilia G. Aravena. Administrativa, Dirección de Salud – U.N.R.C.

 
 
 
 
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