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 La
lombricultura, una alternativa productiva
En un siglo catalogado
como de la basura, en el que hay un sinnúmero de desechos sin utilizar,
la explotación familiar o industrial de la lombriz se presenta como
una alternativa de importancia para el aprovechamiento de estos recursos.
Las lombrices, que además
de aumentar la riqueza orgánica del suelo, constituyen un elemento
bio-ecológico, transformador de desechos orgánicos, han despertado
en los últimos años un gran interés en el país.

En la
Universidad local desde el año ’91 se viene trabajando con la lombricultura
como estrategia para reciclar desechos orgánicos pecuarios, en el
marco de un proyecto en el que participan investigadores de distintas áreas
de las facultades de Agronomía y Veterinaria y Ciencias Exactas.
Se trata de un trabajo multidisciplinario que engloba estudios
químicos y microbiológicos de desechos, su posterior compostaje,
incorporación de lombrices y obtención de humus.
La médica veterinaria
Claudia Rodríguez, de la Cátedra de Producción Avícola
y directora de este emprendimiento, sostiene que «el trabajo surge
de una demanda concreta de reutilización de una gran cantidad de
desechos que no estaban teniendo ningún tipo de utilidad»,
al tiempo que agrega que «la lombricultura es una alternativa
económica y de fácil aplicación para solucionar
problemas específicos, ya sean bromatológicos, sanitarios
y ambientales en explotaciones intensivas pecuarias, frigoríficos
y mataderos».
Sin embargo, no todas las
especies de lombrices son aptas para la producción intensiva. Sólo
se utilizan las de la especie Eisenia foetida, conocidas también
como gusano del estiércol. Su hábitat natural son los lugares
donde hay materia orgánica acumulada, que puede ir desde hojas descompuestas
y restos de animales, hasta residuos domiciliarios. Cuando son adultas,
estas lombrices tienen entre 6 y 8 centímetros de longitud, son
de color rojo o violáceo con franjas transversales rojizas, a veces,
alternadas con bandas amarillas, y pueden vivir en altas concentraciones
de hasta 40 y 50 mil individuos por metro cuadrado.
Los inconvenientes que
causan las toneladas de residuos que se producen cada día, llevó
a la utilización de las lombrices en la transformación de
los desechos orgánicos, contexto en el que hoy tiene gran auge la
depuración de lodos cloacales y el reciclaje de residuos domiciliarios.
Con su investigación,
los universitarios apuntan a generar conocimientos básicos en cuanto
a la transformación de desechos orgánicos pecuarios, que
permitan el desarrollo de técnicas acordes a situaciones problemáticas
específicas, a partir de la idea de que los estiércoles y
desechos pueden ser reciclados a través de la crianza intensiva
de lombrices de la mencionada especie, las cuales son capaces de transformar
la materia consumida en humus.
«El compostaje es
la transformación bioquímica que se produce en un desecho
orgánico, que en el tiempo sufre una estabilización de
temperatura, humedad y Ph, y que resulta apto para la cría de lombrices
o que podría perfectamente ser por sí mismo utilizable»,
explica la profesora Rodríguez y agrega «nosotros hemos recibido
muestras ya prácticamente de todos los desechos que se puedan estar
generando a nivel agropecuario. Todos han sido evaluados y sabemos en qué
condiciones están, cuál es la calidad que tienen y las posibilidades
de generar algún tipo de reutilización».
Al ser consultada acerca
de cómo es que llegan los desechos a los laboratorios de la Universidad,
la profesional dijo que lo hacen por diferentes vías, por un lado
los productores lleva las muestras a la dependencia universitaria y por
el otro, la cátedra de Producción Avícola cría
pollos parrilleros, que aportan parte de este desecho, que funciona en
el campus. También, se muestrean permanentemente desechos aportados
por docentes, alumnos y particulares y se reciben lombrices de todas partes
del país e incluso del extranjero, como así también
de humus a los fines de que se hagan los análisis correspondientes.
De esta manera, la Universidad local funciona como un centro de consulta
permanente.
Las lombrices sirven para
combatir bacterias
En el marco de estos estudios
se ha comprobado que las lombrices tienen factores bactericidas y que a
partir de su uso se puede destruir una flora que es patógena o de
riesgo. «Las lombrices tienen capacidad para cortar la cadena de
patógenos en desechos orgánicos», asegura en este sentido
la doctora Claudia Rodríguez.
Se comprobó que cuando
se incorporan lombrices de esta especie a procesos de reciclaje, las cargas
de microorganismos de riesgo desaparecen, lo cual da cuenta de la presencia
de factores antibacterianos específicos. Estos resultados han sido
publicados a nivel nacional e internacional por parte de los docentes de
Producción Animal, conjuntamente con la doctora Mónica Finola,
del Departamento de Microbiología e Inmunología.
La crianza de lombrices
Según los fines con
los que se lleve a cabo la producción, las lombrices pueden ser
explotadas de manera familiar o en forma industrial. En el primero de los
casos, la actividad se realiza a través de métodos sencillos,
con un fin ecológico y como hobby.
Este modo de producción
casera tiene un costo inicial mínimo, una sola persona puede atender
el minicriadero y en general puede insumir una hora de trabajo por semana.
Para este tipo de explotación,
se utilizan recipientes, denominados cajas ecológicas, en los se
llevan a cabo controles de producción, que incluyen temperatura,
humedad, nivel de acidez y riegos. Estas cajas deben se colocadas en lugares
como galpones y garajes, para evitar que estén expuestas a los rayos
solares, como así también al frío y al viento. La
luz no debe incidir directamente sobre las lombrices, ya que éstas
son fotofóbicas, es decir que tienen rechazo a la luz.
La explotación familiar
puede incluir, además de la caja ecológica, un módulo
o lecho, que es un espacio rectangular de dos metros cuadrados aproximadamente,
que se ubica al aire libre directamente sobre la superficie.
Esta tarea puede ser llevada
adelante por cualquier productor que quiera tener abono a muy bajo costo
y que en principio posea un desecho, o que tenga posibilidad de adquirirlo.
Se pueden reciclar casi todos los desechos conocidos o los que habitualmente
se tienen más a mano, incluyendo los domiciliarios.
Cuando se habla de lombricultura,
hay que diferenciar lo que es una actividad familiar, de lo que puede ser
un reciclaje industrial, en el que ya se habla de varias toneladas. En
este último caso, se tienen en cuenta otros parámetros, tales
como espacio y volumen total de toneladas. En este sentido, Rodríguez
señala que «es preciso tener un mercado» y agrega que
«esa es un poco la gran incógnita no sólo para Córdoba,
sino para todo el país, es decir, determinar cuáles son los
costos para la comercialización de los abonos orgánicos». |