¿Qué hacer con la basura? 
 
El aumento de la población, las políticas ambientalistas inadecuadas y la falta de concientización sobre la problemática del medio ambiente son, en gran parte, causantes de que en toda concentración humana haya toneladas de desperdicios tratados incorrectamente. Y como la producción de basura es inevitable, las soluciones se deben orientar hacia el mejor tratamiento de esos residuos para evitar problemas de infección y contaminación. 
 
 

Actualmente, la cuestión se afronta reciclando los materiales inorgánicos, es decir aquellos que no se descomponen con el paso del tiempo, como el vidrio, el plástico o los metales. Pero con los desechos orgánicos -que componen más de la mitad de la basura urbana- la situación se complica y hasta el momento sólo se recurre al enterramiento, que, si no se controla, puede tener efectos nocivos. 
Ante esta situación, un grupo de trabajo de la Universidad Nacional de Río Cuarto ha desarrollado un tratamiento para la reducción de los residuos urbanos, poniendo especial énfasis en la parte orgánica. La finalidad es plantear una solución al inconveniente del enterramiento de materia orgánica a lo que se suma la obtención de los productos secundarios comercializables. 
Así como los materiales inorgánicos se pueden reciclar para obtener ganancias económicas, con los orgánicos -aquellos que se degradan con el paso del tiempo- se puede lograr lo mismo. ¿Qué se puede obtener? Un compuesto útil para abonar la tierra y, si se recurre a otro método; gas metano, utilizado actualmente como combustible en los autos. 
Los universitarios proponen dos tipos de operaciones para tratar los desechos urbanos, que en el caso de una ciudad de 120 mil habitantes rondan las cien toneladas por día. Una de ellas consiste en depositar la basura al aire libre, controladamente, hasta que los microorganismos la conviertan en un compuesto degradado, útil como abono. La otra se desarrolla en un depósito cerrado, sin contacto con el aire, dentro del cual los desechos van produciendo gas metano hasta convertirse también en abono. 
«Ambas líneas implican un tratamiento racional de los residuos orgánicos -explica el Ingeniero Héctor Piñeda, director del equipo de trabajo-. El proyecto está pensado para que la mitad del volumen diario de residuos orgánicos se trate de una manera y la mitad de otra, aunque esta proporción se puede cambiar». 
 
 

TRATAMIENTO PARA LA REDUCCION DE LOS RESIDUOS URBANOS
 
 
 
Se obtiene metano
Se produce un compuesto útil 
como abono
Parte del gas resultante puede 
recircularse al reactor
Se obtiene un compuesto útil 
como abono
Se reduce el volúmen del 
material tratado
Se aprovechan recursos antes desperdiciados
 

Dos tratamientos 
Basta imaginarse cien toneladas de basura entrando diariamente en una planta procesadora en las afueras de la ciudad. Una vez descargados los camiones y ubicados los desechos en tolvas, los operarios hacen correr las bolsas por cintas transportadoras donde se divide lo orgánico de lo inorgánico. Esto último se deposita en contenedores, luego es triturado o prensado y depositado para su posterior comercialización. También se separan los residuos patógenos o nocivos, que son incinerados a 1200 grados centígrados. 
Los materiales orgánicos, por otro lado, van a parar a una trituradora que los prepara  para la fase de fermentación. Desde ahí, una parte de ese material es tratada al aire libre y la otra en un reactor, para conseguir metano. 
El proceso aeróbico -con la basura en contacto con el oxígeno- se realiza en recipientes que impiden que los líquidos contaminen el suelo. Los contenedores tienen un sistema de soplado de aire que mantiene oxigenadas las pilas de basura, condición imprescindible para su degradación, y bombas de agua que mantienen adecuados los niveles de humedad y temperatura. 
Este proceso tarda unos tres meses, durante los cuales los microorganismos van transformando la materia orgánica en un compuesto degradado que se asemeja a la tierra negra que se vende en los viveros como abono. Durante este tiempo la basura habrá disminuido su volumen en un 50 por ciento. 
Una vez que este compuesto ha alcanzado su maduración final, es transportado con palas mecánicas a la zona de almacenamiento, donde se guardará para su posterior utilización o comercialización. 
La otra mitad del material orgánico se introduce en un biorreactor -un depósito con paredes de hormigón sin contacto con el aire-, donde después de unos 30 días se convierte en un compuesto similar al obtenido con el mecanismo aeróbico, también útil como abono. La ventaja de este otro sistema yace en la producción de biogas debido a la acción de microorganismos (bacterias putrefactivas) que afectan la materia orgánica y conducen a la producción de un gas compuesto de metano y dióxido de carbono principalmente. Como el mecanismo requiere unos 45 grados de temperatura mínima, este gas se usa en parte para acelerar el proceso de descomposición, pero también -previa purificación- puede ser almacenado para la venta o destinado a producir energía eléctrica para hacer funcionar la planta. Se pueden obtener 700 m3 de gas por día procesando la cantidad de basura de la ciudad. 
Este proceso tiene varias ventajas, entre ellas la higiene, ya que el 85 % de los patógenos son eliminados. Además, no sólo sirve para tratar residuos orgánicos, sino también líquidos cloacales. 

Productores de basura 
La calidad y la cantidad de los residuos urbanos se relacionan directamente con el nivel socioeconómico de la población. La consigna «todos somos productores de basura» sostiene una realidad: aproximadamente en tres meses cada persona produce su propio peso en basura y en sólo 20 días su volumen. 
En este sentido el proyecto está pensado para una ciudad del tamaño y las características de Río Cuarto, con un 70 por ciento de materia orgánica en la composición de sus residuos urbanos. 
La propuesta -trabajo final de la carrera de Ingeniería Química realizado por Mariano Bonessi, Gabriel Cenzano y Claudio López-  también incluye un análisis económico-financiero, en el que se llega a la conclusión de que si el tratamiento de residuos es bien desarrollado puede autosustentarse económicamente. 
   
Implicancias sociales, tecnológicas y económicas 
- Eliminación de malos olores y de focos infecciosos al evitarse basurales abiertos 
- Reducción de efectos contaminantes al evitar el escurrimiento a través de las napas 
- Generación de nuevas fuentes de trabajo 
- Generación de productos útiles, a través de la biotecnología (biogas y abono) 
- Reducción del volumen remanente de residuos 
 
Producción de biogas 
 La producción de gas por digestión anaeróbica se remonta al año 1630 en que se observó un gas inflamable que emanaba de la materia orgánica en descomposición. A partir de ahí se continúan los estudios y comienzan las aplicaciones como fuente de energía para calefacción y alumbrado. El proceso se realiza desde hace cientos de años en el medio rural de los países asiáticos, fundamentalmente en la India, pero es en China donde está más extendido su uso. Entre 1975 y 1978 el número de plantas de sistemas de biogas en funcionamiento en China pasó de 460 mil a siete millones. 
En Argentina este tipo de iniciativas no tiene un desarrollo lo suficientemente importante en el medio rural y menos aún a una escala con las dimensiones que implicaría trabajar con el residuo de toda la comunidad. 

Empezando por casa 
Para llevar adelante una iniciativa de este tipo es de gran importancia la manipulación, separación y almacenamiento de los residuos en el hogar, ya que el mejor lugar para su reutilización es el punto de generación. Para ello es necesario un sistema de selección sencillo, que sea aprendido y aceptado por todos. Como ejemplo, se propone realizar una preselección y separación de los residuos en dos recipientes, los que contendrán bolsas de dos colores diferentes con las inscripciones «orgánico» e «inorgánico». 
Los contenidos de estas bolsas serán los siguientes: 
Orgánicos: Cáscaras, yerba, sobras de comida, vegetales, restos de poda y hojas de jardín, papeles húmedos y materiales irrecuperables. 
Inorgánicos: Vidrio, metales, plásticos, pilas, telas-trapos, papeles y cartones secos. 

Equipo de Investigación: 
Ing. Héctor Piñeda 
Fac. de Ingeniería / Dto. de Tecnología Química 
Tel: 0358 - 4676105 / EMail:hpineda@ing.unrc.edu.ar: