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 Los
agroquímicos y el medio ambiente
Los agroquímicos
son muy usados desde hace años por su eficacia en el control de
malezas, hongos, insectos y otros agentes. Sin embargo, por su toxicidad,
además de poner en peligro la salud de quienes los manipulan, en
ciertas condiciones son capaces de afectar a los animales y el medio ambiente.
Uno de ellos es el 2,4-D, que es uno de los herbicidas más utilizados
en nuestro país debido a su eficiencia y su bajo precio.
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Pollos
nacidos de huevos tratados externamente con 3,1 mg. del éster butílico
del 2,4-D. Presentan alteraciones posturales y locomotoras con respecto
al control.
Inhibición del crecimiento
bacteriano por un fungicida curasemilla.
Derecha: semilla de maní
tratada con el fungicida: se observa el halo de inhibición del crecimiento.
Izquierda: semilla de maní sin tratamiento. |
Diversos
estudios desarrollados por un grupo de investigación de la Universidad
local demostraron que este agroquímico es capaz de atravesar la
cáscara de huevos fértiles de gallina y afectar a los pollos
nacidos de estos huevos. Además, se comprobó que el 2,4-D,
en condiciones de laboratorio, afecta a microorganismos del suelo que favorecen
el crecimiento de los cultivos.
“Esta línea de investigación
se inició en 1977 bajo la dirección de los doctores Duffard
y Balegno con el objetivo de determinar, en aves y en microorganismos del
suelo de importancia agronómica, el mecanismo a través del
cual el 2,4-D podía ejercer efectos tóxicos” explica la doctora
Adriana Fabra, integrante del equipo de investigación de la Facultad
de Ciencias Exactas.
“Los estudios de laboratorio
realizados por nuestro grupo de investigación permitieron demostrar
que el 2,4-D atraviesa la cáscara de huevos fértiles de gallina
tratados externamente con 3,1 mg del herbicida (dosis superior a la utilizada
en el campo), siendo detectado en el embrión de cinco días.
La concentración presente en éste se incrementa a lo largo
del período de desarrollo embrionario, y se distribuye en todos
sus órganos y tejidos. En los pollos nacidos de estos huevos se
presentan disfunciones motoras y posturales, y los estudios realizados
a nivel del sistema nervioso demostraron una hipomielinización,
es decir una disminución en el contenido de la sustancia que envuelve
a las células nerviosas”, señala la profesional.
El 2,4-D es un compuesto
que en dosis pequeñas actúa como hormona vegetal, es decir
favoreciendo el crecimiento de los cultivos, pero en dosis más elevadas
es utilizado para el control de las malezas de hoja ancha. Sin embargo,
como se trata de un producto muy volátil, puede entrar en contacto
con otros organismos que no constituyen el blanco directo de su acción.
Con respecto al efecto del
2,4-D sobre microorganismos del suelo, se determinó que el herbicida,
cuando es agregado al medio donde se desarrollan las bacterias produce
inhibición del crecimiento y altera la fluidez de su membrana celular
y, como consecuencia, la incorporación de compuestos importantes
para su nutrición. También se determinó que el herbicida
atraviesa la envoltura celular bacteriana y se encuentra presente en el
interior celular.
Cabe destacar que a lo largo
de los 20 años en que se desarrolló esta investigación,
seis docentes de la universidad local hicieron sus tesis doctorales y se
publicaron cerca de 20 trabajos en revistas científicas internacionales
especializadas.
Los fungicidas bajo el
microscopio
Actualmente algunos integrantes
de este equipo de investigación, conjuntamente con investigadores
de la Facultad de Agronomía y Veterinaria están estudiando
la toxicidad en microorganismos del suelo de otro tipo de agroquímicos:
los fungicidas-curasemillas. En este caso los estudios se realizan tanto
en sistema cerrado (en laboratorio) como en sistema abierto, es decir empleando
el agroquímico en el campo y reproduciendo las condiciones en que
lo aplicarían los productores según las indicaciones de los
fabricantes del producto.
El microorganismo estudiado
pertenece a la Familia Rhizobiaceae y es considerado de importancia para
la producción , ya que es capaz de asociarse a raíces de
plantas de maní, fijando allí el nitrógeno del aire
y transformándolo en amonio, un compuesto útil para la planta.
En otras palabras, este microorganismo funciona como un fertilizante biológico
y a la vez reduce el uso del nitrógeno del suelo, aplicado artificialmente
como fertilizante químico.
Los fungicidas analizados
son Mancozeb y Vitavax, ambos aplicados para controlar una amplia variedad
de enfermedades de las plantas, producidas por hongos. Los estudios realizados
en el laboratorio con Mancozeb, y que han sido recientemente concluidos,
permitieron determinar que este compuesto, cuando es agregado al medio
donde se cultivan las bacterias, inhibe el crecimiento del microorganismo
y produce alteraciones bioquímicas, así como una disminución
de su actividad de fertilizante biológico.
“Sin embargo, los estudios
realizados a campo durante dos campañas sucesivas nos permiten afirmar
que, si bien observamos una disminución del peso seco de las plantas
de maní obtenidas de semillas tratadas cuando se encuentran en período
de floración, este efecto fue revertido posteriormente ya que el
rendimiento de los cultivos no se vio disminuido por la presencia de este
fungicida. Resultados similares se obtuvieron en el análisis de
la toxicidad del Vitavax”
Las precauciones
No obstante los resultados
de estos estudios que, en algunos casos, indican ausencia de toxicidad,
los universitarios aconsejan: “dado que los agroquímicos son tóxicos,
es importante que quienes los manipulen tomen las precauciones necesarias,
referidas al equipo que debe usarse, la proporción por aplicarse,
el manejo y la vestimenta, entre otras cosas, ya que estos agroquímicos
pueden penetrar por la piel.”
Como medida de precaución,
se recomienda no realizar tareas de mezcla o carga de los equipos de aplicación
cerca de la vivienda, galpones de forraje, silos o animales.
Además, muchos agroquímicos
necesitan un período libre de lluvias después del tratamiento
para que no sean arrastrados fácilmente. Algo parecido sucede con
el viento, que puede ser peligroso si lleva el producto hacia el aplicador,
otros cultivos, fuentes de agua, animales o viviendas.
El equipo de investigación
que trabaja en esta temática está integrada además
por los siguientes docentes: Dr. Argüello, Dr. Bergese, Dra. Castro,
Mr. Giayetto, Dra. Mori, Dra. Rivarola, Ing. Agr. Vinocur e Ing. Agr. Cerioni
También participan, como becarios, Mic. Arias, Mic. Donolo, Mic.
Giordano, Mic. Jofré, Mic. Meichtri, Mic. Permigiani. Participan
además los Técnicos de Laboratorio Angelini y Halle. |