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Historia regional: la élite de Río Cuarto

28 de Febrero de 2013 - Una investigación de la profesora María Rosa Carbonari devela detalles de la década de 1870, una etapa significativa para la vida política y social de Río Cuarto.

La década de 1870 fue una etapa muy significativa para la región del Río Cuarto. En 1869 iniciaba el corrimiento fronterizo con la constitución de una nueva línea de avanzada, se firmaba un Tratado de Paz con las poblaciones indias (1872) y la Villa de la Concepción quedaba en la retaguardia de la línea fronteriza por pocos años. Los suficientes para constituir una nueva élite ciudadana.

En un trabajo de investigación sobre “La élite riocuartense en tiempos del corrimiento fronterizo”, la profesora María Rosa Carbonari, docente del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNRC, detalla cómo en la década de 1870 comienzan a valorizarse las tierras del sur, antes bajo control indígena, y se promueve una colonización ofensiva, para lo cual se inicia el corrimiento fronterizo del río Cuarto al río Quinto.

Ese cambio en la política, según reseña la profesora Carbonari, también repercute en lo social. Mientras en la época colonial la posesión de propiedad, la portación de apellido y la ocupación de cargos eran indicadores de pertenencia a la élite, con la ruptura del orden colonial, la identificación profesional (comerciante, hacendado, militar, médico, abogado) gana mayor reconocimiento social. En esa etapa preliminar a la conformación del Estado Moderno hubo, entonces, una renovación de las élites, que se dio mediante alianzas entre familias arraigadas en la región, tradicionales propietarios rurales de las tierras, con sujetos que se avecinaban desde el interior y desde el extranjero.

Militares que obtenían “premios” y compraban tierras, comerciantes que se enriquecían por su participación en el control del intercambio regional o por ventas al propio ejército y compraban tierras, políticos que compraban tierras o extranjeros que traían cierto capital económico y cultural participaban de esas alianzas. De ese modo, las antiguas familias “patricias” tuvieron una oportunidad para perdurar en el escenario político y mantener el prestigio social.

En 1873 llegaba a la Villa el telégrafo y se inauguraba el funcionamiento del Ferrocarril El Andino. Dos años después la Villa se elevaba al rango de ciudad. A ella arribaban los militares necesarios para efectivizar la Ley Nacional 215 de ocupación de la tierra, y así se instalaron en la región Lucio Victorio Mansilla, el uruguayo José Miguel Arredondo, el puntano Antonino Baigorria, el inglés Ignacio Fotheringham y Eduardo Racedo, entre otros. Pero fue Julio Argentino Roca, desde el espacio fronterizo y marginal hasta entonces de dominio familiar clientelar y de caudillismo político, quien construyó las articulaciones hispano-criollas del interior que se impondrían posteriormente a la modernización ciudadana porteña.

Ese proceso fue acompañado por la nueva estructura jurídico-política de la localidad por lo que en ese período –desde el corrimiento fronterizo a la denominada “campaña al desierto” (1869-1879)- se dio un cambio radical en la Villa controlada por los nuevos hacendados de la llanura pampeana, entre los que se menciona a Ambrosio Olmos, Pedro Bouquet, Wenceslao Tejerina, Benito Soria, Vicente Requena y muchísimos más que se establecieron en la zona sur de Río Cuarto.

Ambrosio Olmos, por ejemplo, poseía ascendencia de abolengo en la región del norte de Córdoba desde la época colonial, y a mediados del siglo XIX se dedicaba al comercio en la ciudad de Córdoba. Posteriormente, se trasladó a la localidad de Achiras donde instaló un negocio de barrancas de frutos. Comenzó a invertir en tierras alcanzando a ser el principal terrateniente del sur de Córdoba. Llegó a tener 250.000 hectáreas. Además de comerciante y estanciero progresista, fue empresario, banquero y proveedor de las fuerzas nacionales. También participó en la política por apoyo a Julio Roca en todas las contiendas electorales.

Procedente de Córdoba Capital, Wenceslao Tejerina fijó la residencia en Río Cuarto en 1861. Si bien fue primeramente como comerciante, su capital será invertido en la ganadería.

Julio Argentino Roca residió cinco años en la Villa (1872-1877). En 1874, compró por “remate público” el campo de “Las Terneras”, ubicado en el camino entre La Carlota y Río Cuarto. Su hermano, Alejandro Roca, compró la estancia “La Igualdad”, en La Esquina, cruce de caminos entre Corral de Barrancas (actual General Baigorria), El Tambo y Achiras.

Tanto Roca como Olmos, eran portadores de un horizonte cultural propio del antiguo régimen, por lo que la vieja élite tradicional reestructura y resignifica los contenidos liberales de la modernización del Estado. Como herederos de familias patricias de un interior económicamente deprimido producto del quiebre del sistema económico anterior, debieron asumir estrategias de emigrantes. La adquisición de nuevas tierras les posibilitó mantener el prestigio social, aumentar la riqueza y sumar el poder político. Roca lo haría por la profesionalización militar y Olmos desde el comercio, por lo que el poder y prestigio estaría en la adquisición de las tierras.

Los extranjeros con cierto capital económico y cultural que se instalaron en la Villa iniciaron actividades urbanas y conformaron espacios de sociabilidad identitario de la colectividad. En algunos casos logran vincularse a la élite hispano-criolla del lugar: ejemplo de ello son los españoles Juan Golobardes de profesión maestro, fundador de la Sociedad Española, y Benigno Hernández, quienes se casaron con descendientes de familias patricias de la región (Cabrera y Argüello). Otros como el italiano Alejandro Casnatti, dedicado al ramo de boticario o farmacéutico, sería posteriormente el socio fundador de la Sociedad Italiana. Y también los hermanos franceses Blas y Juan Forton lograron incorporarse al círculo elitista de la Villa. Blas Forton fue el propietario del Hotel Francés, uno de los ámbitos más selectos que se estableció en el lugar. Rosalía Del Gaje hija del militar francés Emilio Del Gaje, que también había arribado en épocas del corrimiento fronterizo, se casaría luego con Blas Forton.

Contexto cosmopolita

La élite riocuartense se consolidó a través de distintos espacios de sociabilidad identitarios. Fueron en algunos casos círculos cerrados de la élite hispano-criolla tradicional como Sociedad Patriótica (1857), Sociedad Agrícola (1865-1871) y el Club Social (1875), más tarde el Jockey Club (1879). Otras asociaciones cuentan con miembros de la vieja élite e incorporan los nuevos residentes. Es el caso de la Biblioteca Popular (1873) y también surgieron asociaciones de comunidades identitarias como la Sociedad Italiana (1875), la Sociedad Francesa (1875) y la Sociedad Española (1876).

En ese contexto cosmopolita, el primer tramo del Ferrocarril Nacional El Andino había arribado a la Villa en setiembre de 1873; el segundo tramo, desde Río Cuarto a Villa Mercedes (San Luis) se inauguraría en octubre de 1875 por el presidente Nicolás Avellaneda, quien también tenía intereses en las tierras del sur de Córdoba.

Para inicios de los años ochenta, se decía que “la oportunidad argentina está en la pampa” y en el hotel de los hermanos Forton se reunía la élite. Allí dieron la bienvenida a un nuevo médico gallego recomendado desde Córdoba. Era Gumersindo Alonso quien, por ser portador de profesión, era admitido en ese círculo social. Los testimonios dan cuenta de que en su presencia se acercaron algunos “contertulios” asiduos del lugar, como Ambrosio Olmos, el Coronel Fotheringham, don Alejandro Roca, don Isauro Lastra, don Wenceslao Tejerina, el Coronel Baigorria y don Marcos Lloveras.

La región también había cambiado. Para cruzar de Río Cuarto a Achiras ya no había que “hacer testamento” ni “confesarse” como decía Mansilla. Achiras se había transformado en un lugar de las sierras que “reclutaba su cupo de veraneantes entre las familias más pudientes y calificadas de las ciudades más próximas”. Familias ligadas a los antiguos linajes locales convertían a ese paraje en un “tranquilo refugio de sus ocios estivales”. Iban las familias de Antonio del Valle, Fructo Sarandón, Carlos González Delgado, Ignacio Fotheringham, Juan Alvarez e Isauro Lastra, entre otras.