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Memoria

Se cumplieron diez años de las explosiones de la Planta Piloto de Ingeniería

05 de Diciembre de 2017 - El rector Roberto Rovere invitó a la reconciliación y lamentó su falta de comunicación con los familiares -de las víctimas-, “realmente lo siento”, dijo ante las 500 personas que se dieron cita en el acto de recordación. Sostuvo que el Rectorado está abierto. “Ustedes son parte también de nuestra comunidad”, les expresó a los deudos. “Charlemos, necesitamos tener más en claro sus opiniones”, subrayó, al tiempo que sostuvo: “Necesitamos llegar a ciertos acuerdos de convivencia, aceptaciones, resignaciones y perdón”

Al cumplirse 10 años de la tragedia, un medio millar de personas recordaron este martes a las seis víctimas de las explosiones de la Planta Piloto de Ingeniería, en un acto realizado frente al edificio donde ocurrió el luctuoso hecho. Luego, se inauguró un monolito en las Residencias Estudiantiles, que ahora llevan el nombre del estudiante muerto Juan Politano. Y hubo una misa en el predio de las Residencias.

Se evocaron al alumno Juan Politano (22) y los docentes investigadores Miguel Mattea (58); Carlos Ravera (64); Gladys Baralla (52); Damián Cardarelli (43), y Liliana Giacomelli (42); quienes fueron fatalmente alcanzados por aquel incendio.

Hubo asueto administrativo y académico entre las 10 y las 13.Y se vieron ondas muestras de dolor por aquellas explosiones ocurridas el 5 de diciembre 2007.

El acto fue en el mismo lugar que hace una década se convirtió en el escenario de la peor catástrofe de la historia de esta casa de estudios.

A medida que las agujas del reloj fueron marcando las 10 de la mañana, desde distintos puntos del campus, miembros de la comunidad universitaria se acercaron silenciosamente al edificio de la vieja planta piloto para rendir homenaje a los caídos, a esa misma hora, en aquella tragedia de 2007. Un ritual que se repite con igual emoción año tras año, con la diferencia que, al cumplirse una década, se vio una mayor cantidad de gente. Lágrimas contenidas, saludos de compromiso, abrazos interminables y mucho silencio, hasta las 10,22 que dio inicio la ceremonia.

Desde el principio se sentía cargado el aire de recelos, broncas, dolor, diferencias ideológicas, lo cual se vio después reflejado en los discursos.

Allí estaban muchos de los mismos que año a año estuvieron en las evocaciones del lamentable hecho; algunas caras no se vieron y hubo personas que por primera vez asistieron a este acto ya tradicional desde que ocurrieron las explosiones.

Mientras los medios de comunicación abordaron a los familiares de las víctimas y autoridades, la gente siguió llegando al lugar. Estuvieron reunidos en grupos; los sectores se agruparon de acuerdo con la postura mantenida por años sobre el hecho.

Hubo algunos de quienes estaban en el poder en aquel 2007, otros de los que se empoderaron tras la tragedia, los que volvieron al ejercer cargos públicos en la Universidad, los nuevos funcionarios; los jóvenes que eran estudiantes y ahora son funcionarios; también los que se hicieron docentes y no docentes. Se vieron los niños de entonces que ahora son jóvenes y los adultos de ayer que hoy muestran las huellas del paso del tiempo.

La calle de enfrente a la ex planta piloto fue cortada para la celebración. Y a lo largo de unos cien metros se acomodaron los asistentes.

Caras tristes, miradas vidriosas, saludos cargados de afecto y empatía entre las familias de los muertos, fueron los hechos salientes en el inicio mismo.

“En este instante nos disponemos a dar comienzo a la ceremonia del Día de la memoria, la reflexión y la vida”, dijo la maestra de ceremonia. Y, de inmediato sobrevino un minuto de silencio en recuerdo de los fallecidos.

Rovere: “Yo era también uno de los sindicados asesinos”

“Este es un momento para recordar lo que nos sucedió y, sobre todo, recordar a aquellos amigos y compañeros que ya no están”, comenzó diciendo con la voz entrecortada el rector de la UNRC, Roberto Rovere.

“Ellos estuvieron siempre presentes en la Universidad y dedicaron la mayor parte de sus vidas a una universidad mejor, a una carrera de Ingeniería Química, la mejor del país”, afirmó, al tiempo que destacó el esfuerzo que hicieron para lograr el desarrollo del Departamento de Tecnología Química. Y nombró a cada uno de los seis muertos.

Recordó aquel trágico día en el que vio a Juan -Politano- sobre la ambulancia y ayudó a subir a la ambulancia a Carlos -Ravera-. “Una sensación que no voy a olvidar nunca”, dijo. Y siguió: “Fue muy duro, porque en ese momento estaba en gestión. Se conformó una comisión interclaustros. Y yo era también uno de los sindicados asesinos. Y esa dura situación me hizo estar apartado de estas instancias”.

Sobre aquella comisión interclaustros de seguridad dijo que se trabajó de la manera más seria posible, que estaban recabando las necesidades más urgentes de las distintas áreas. “La verdad es que teníamos muchas urgencias y la verdad es que no teníamos fondos”, contó.

“La explosión nos llegó a todos, con las lamentables pérdidas de vidas de nuestros amigos y compañeros”, sostuvo. “Esto ha sido duro para todos”, dijo.

Por otro lado, indicó: “Tenemos la responsabilidad de ver de qué manera transformamos esto. Las responsabilidades son compartidas. Esto no se logra con una reglamentación. Necesitamos trabajar en la concientización, con un arma fundamental que es la educación… son huellas que demorarán muchos años en cerrar”. “La comunidad universitaria padece este dolor”, acotó.

“La real versión de lo que pasó la tiene la Justicia. Eso no va a cambiar la memoria, no nos va a devolver la vida de nadie”, consideró el rector.

Y continuó: “Quizá la Universidad le quitó a la Familia Politano a Juan. Pero, hoy Juan es de la Universidad, nos pertenece a todos”. Y dijo que “hay muchos compañeros que también son víctimas” y que “el regalo de un edificio no cambió los ánimos, seguimos dolidos”.

“Yo quiero invitarlos a la reconciliación. Lamento mi falta de comunicación con los familiares -de las víctimas-, realmente lo siento. Pero, sepan que el Rectorado está abierto para ustedes. Ustedes son parte también de nuestra comunidad. Charlemos, necesitamos tener más en claro sus opiniones”, dijo el rector Rovere, al tiempo que sostuvo: “Necesitamos llegar a ciertos acuerdos de convivencia, aceptaciones, resignaciones, perdón”.

“Si no nos animamos a perdonar, seguiremos buscando responsables, seguiremos buscando culpables Y eso no nos dará paz. Les pido por favor, tratemos de buscar espacios, tenemos 365 días para estar juntos y recordar a nuestros amigos en paz”, concluyó, muy emocionado.

Una placa que inmortaliza un compromiso: “mantener viva la memoria”

Luego del minuto de silencio, se presentó un monolito erigido allí, tras que así lo resolviera el Consejo Superior a través de su resolución 089/10, a partir de un pedido de los familiares de las víctimas y la Facultad de Ingeniería, “como símbolo de paz y memoria”. La ceremonia de descubrimiento de la placa estuvo a cargo de familiares de los muertos en las explosiones, el rector Roberto Rovere y la decana de Ingeniería, Miriam Martinello. Luego de lo cual fue bendecida por el cura Carlos Juncos. Ahí se lee: “En homenaje a los miembros de nuestra comunidad que perdieron su vida en la tragedia de la planta piloto de la UNRC, ocurrido el 5 de diciembre de 2007. En reconocimiento de las trayectorias personales y académicas de Gladys Zulema Baralla; Damián Aldo Cardarelli, Liliana Mercedes Giacomelli; Carlos Alfredo Ravera; Miguel Ángel Mattea y el estudiante Juan Andrés Politano. La comunidad universitaria asume el compromiso de mantener viva la memoria”.

El padre Juncos pidió a Dios que “bendiga nuestra memoria para que no condenemos al olvido la muerte y el dolor de nuestros hermanos que han partido y sus familias, y la herida que ha quedado en todos nosotros como familia de la comunidad de la Universidad” y que “siga creciendo la lucha por la vida digna, plena y verdaderamente humana”.

Luego vinieron los discursos. Y, posteriormente, los allegados a las víctimas hicieron, como es tradicional, una ofrenda floral. Uno a uno, cruzaron la calle, para dejar un clavel en el umbral de la puerta de la ex planta piloto.

Los dirigentes gremiales del sector docente

Los primeros en hablar fueron el secretario general de la Asociación gremial docente Guillermo Ashworth; el secretario general de la Conadu, Carlos De Feo; y Claudia Baigorria, secretaria de Formación, de la Conadu Histórica.

El docente local dijo: “Es importante hacer memoria, porque es la única forma de saber que lo que no está bien hecho no se debe volver a hacer”. “Los accidentes pueden y deben ser evitados”, agregó. Y siguió: “Nuestra federación Conadu aprobó en forma unánime declarar al 5 de diciembre como día del ambiente y las condiciones de trabajo en las universidades, como un día de reflexión para pensar, debatir, señalar. Lo mismo ha sido trabajado por Conadu Histórica y Fedun”.

“Hay un antes y un después en esta Universidad tras las explosiones de la planta piloto. Y lo mismo tiene que ser en todas las universidades en cuanto a las condiciones de trabajo”, sostuvo Ashworth.

Baigorria leyó una vieja disposición de paro a nivel nacional dispuesta por su federación tras la tragedia de la UNRC. La dirigente señaló que siguen pidiendo iguales mejoras en las condiciones laborales y haciendo similares reclamos a los rectores de las universidades nacionales -reunidos este martes en el marco del CIN, en Bariloche-.

De Feo agradeció la invitación de AGD y sostuvo: “Estos seis compañeros que murieron aquí son parte también de esa larga lista de mártires que la universidad argentina tiene”. “Este desgraciado hecho, que nunca debió haber ocurrido, nos abrió los ojos sobre la importancia de las condiciones laborales en las universidades. Una universidad comprometida tiene que garantizar a sus trabajadores y estudiantes el derecho a realizar sus trabajos con seguridad y en las condiciones aptas para que no sucedan estas cosas”.

“Mis padres están esperando que suene el teléfono y les digan la verdad”, dijo el hermano del alumno fallecido

“Mis padres están esperando todavía ese llamado que nunca llegó, para decirles que a Juani le pasó esto…”. “Ellos lo mandaron a seguir su camino, a ser feliz y no volvió. Y son un par de padres, como tantos otros, que confían en la Uni y todavía están esperando que ese teléfono suene y le digan la verdad”, dijo muy conmovido, con la voz quebrada Fabricio Politano, hermano del extinto estudiante.

Agradeció a los presentes y a quienes acompañaron a su familia en estos diez años. Contó que ese 5 de diciembre estaba en las Residencias Estudiantiles. “Estaba cerquita y sabía todo lo que estaba sucediendo”, puntualizó.

Pidió a los “profes” que “cuiden a cada uno de esos chicos que están en su aulas y laboratorios. Cada uno de ellos es Juani. Cuiden ese entusiasmo, esas ganas de vivir, ese compañerismo, que es el corazón de la Universidad… son los que más cuidado merecen”.

So mostró satisfecho por el acuerdo recientemente firmado entre la Universidad y el Conicet para la creación de los ocho nuevos institutos de investigación, pero remarcó: “Espero que las autoridades hayan aprendido después de diez años, que por más convenio que firmemos para hacer investigación, para sumergirnos en el medio, espero que la soberbia y la altanería que autoridades y la Fundación (Universidad Nacional de Río Cuarto) tuvieron para con la sociedad de Río Cuarto y con las familias, ahora también las tengan y se sepan plantar ante cualquier externo a la Universidad; para que cualquier convenio que se firme no vaya en desmedro de la calidad educativa que la Universidad tiene. Y que, así como la Universidad fue un caso paradigmático, lamentablemente, en cuestiones de higiene y seguridad a nivel nacional e internacional, ahora sea un caso paradigmático sobre cómo se articulan ciencia, tecnología y educación, enclavados en la región”.

Claudio Ceballos: “Fueron segundos en los que todo explota, todo estalla”

“Fueron segundos en los que todo explota, todo estalla”, dijo Claudio Ceballos, esposo de la extinta docente Liliana Giacomelli, con quien tuvo sus cuatro hijas.

El hombre se quebró varias veces en su decir y se quejó porque en ese lugar no se colocó una fuente de agua “para apagar un poco el fuego que había acá”, como habían solicitado los familiares, y remarcó que la respuesta fue que no se hizo porque había agua ahí. “Veo unos caños verdes, capaz que sean de agua”, ironizó.

“Hay respuestas sobre este hecho que todavía nos tenemos que dar. Hay discusiones que nos tenemos que dar no sólo en esta fecha, sino a lo largo de todo el año, es algo que no lo tenemos que dejar pasar”, indicó.

Entregó al rector Roberto Rovere y a la AGD una norma sobre planta de extracciones. Y dijo: “Las muertes para que no sean inútiles, tenemos que transformarlas, no olvidarlas”. Y pidió perdón “por los errores cometidos”. “No olvidemos, por favor”, finalizó.

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