|
Creo que la soledad
«acompañada» -la infelicidad metafísica de la
que habla Sábato- es parte de la naturaleza existencial del ser
humano y es imposible huir de ella. Creo, también, que la
sociedad contemporánea ha debilitado el contrato social, al
punto de desarrollar un individualismo de masas -individualismo al fin,
dirán los liberales- que aumenta el desamparo, que es la característica
esencial de la condición humana.
La libertad
individual y la tolerancia han crecido en Occidente, pero a costa de la
relativización absoluta de los valores de la comunidad, lo que conduce
al narcisismo, a la indiferencia, al escepticismo, al solipsismo, a la
insolidaridad. En el reino de lo privado y del individuo -yo frente
a la pantalla, ya que todo se consume individualmente-, ¿qué
puede ser más notorio que la soledad? A la vez, observo una nostalgia
por los valores primarios de la tribu humana: la religión,
la mística, lo local, la proximidad, lo que une, lo que ata.
Es por eso que las nuevas tecnologías de comunicación -internet,
mensajería electrónica, teletexto, etc.- abrigan formas «virtuales»
de comunidades humanas que se desarrollarán en el futuro.
Pero esto no niega que el rasgo más marcado de la civilización
contemporánea sea la corrupción del pacto social y, por ende,
el vacío social, la soledad, el vértigo de la libertad individual.
La vana ilusión de poder hacerlo todo sin responsabilidad,
es vaciar de sentido la libertad
(*) por C a r
l o s C o r t é s
Escritor costarricense |
|