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“Lo que llamamos conocimiento
es el significado social de símbolos construidos por los hombres,
tales como palabras o figuras, dotados con capacidad para proporcionar
a los humanos medios de orientación. En oposición a la mayoría
de las criaturas, los seres humanos no poseen medios innatos o instintivos
de orientación, tienen que adquirir durante su desarrollo los conjuntos
de símbolos sociales de conocimiento, los cuales tienen a su vez
la función de medios de comunicación y orientación.
Sin el aprendizaje de los símbolos sociales dotados de esta doble
función, no podemos convertirnos en seres humanos”. Norbert
Elías (1897-1990)

En una época
caracterizada como de naturaleza global en los ámbitos de investigación
la interpretación entre lo local y lo global, ha dado lugar a distintos
estudios que tratan de comprender las formas mediante las que la globalización
desde arriba penetra y reestructura las culturas y las economías
locales. Al mismo tiempo se resalta que esas culturas y prácticas
locales ejercen un efecto sobre las características de nuestra condición
global, que se ve alterada a través de procesos de hibridación
y mestizaje de significados, prácticas y símbolos que producen
una amalgama.
Junto con el fenómeno
del cambio económico global, del creciente poder de las empresas
transnacionales y del sistema financiero internacional estamos viviendo
en tiempos caracterizados por crecientes señales de fragmentación
y de fuerzas sociales centrífugas. Vivimos en una época signada
por la combinación de tendencias que conducen a un mundo sin fronteras,
junto con otras tendencias contrapuestas que erigen nuevos límites
y fronteras.
Según J. Joaquín
Brunner (1998) el esquema de globalización cultural es la expresión
de cuatro fenómenos de base interrelacionados:
* El avance del capitalismo
postindustrial y la universalización de los mercados
* La difusión del
modelo democrático como forma ideal de la organización de
las polis
* La revolución de
las comunicaciones que lleva a la sociedad de la información y
* La creación de
un clima cultural de época, usualmente llamado postmodernidad.
La Naturaleza cambiante
del conocimiento
En un estimulante trabajo
denominado “La Nueva producción del Conocimiento” Michael Gibbons,
Camille Limoges, Helga Nowotny, Simón Schartzman, Peter Scott y
Martín Trow argumentan que estamos asistiendo a relevantes
cambios en la forma de producir conocimiento científico, social
y cultural. Los autores muestran cómo esta tendencia marca un cambio
fundamental hacia un nuevo modo de producción del conocimiento que
sustituye, reforma o modifica a las instituciones, disciplinas, prácticas
y políticas establecidas, al tiempo que coexiste con el modo tradicional.
Este nuevo modo de producción
del conocimiento afecta no sólo a que conocimiento se produce, sino
a la forma en que esta organizado, a cómo se produce, los sistemas
de recompensa que utiliza y los mecanismos que controlan la calidad de
lo que se produce.
El nuevo modo tiene un ámbito
de aplicación en que las dificultades planteadas ya no vienen determinadas
dentro de una estructura disciplinar, sino que poseen características
transdisciplinares. Los autores identifican una serie de características
que están asociadas a esta nueva forma de producción del
conocimiento (la reflexividad, la transdisciplinaridad, la heterogeneidad),
exponen las conexiones existentes entre esos rasgos y el papel cambiante
del conocimiento en las relaciones sociales y examinan las relaciones entre
la producción y su diseminación a través de la educación.
Subdesarrollo y Latinoamérica
Subdesarrollo significa
desarticulación económica interna, desigualdades enormes
en la productividad y el ingreso de los diversos sectores de las economías
nacionales. Significa además dependencia comercial, tecnológica
y política del exterior. El costo del subdesarrollo para América
Latina representa más de 600 mil millones de dólares de deuda
externa. La región sufrió grandes dificultades durante los
años 80, período en el cual el crecimiento descendió
a menos de la mitad y fue negativa en términos per capita.
A partir de 1990 se ha experimentado
un breve repunte en los indicadores económicos, pero al concluir
el decenio todos los países experimentaron una caída en su
crecimiento con relación a 1998. Esta mejoría se da en el
contexto de una continuada pérdida de participación relativa
de América Latina en el comercio mundial.
En investigación
y desarrollo se ha estancado en los últimos en el contexto global.
La región gasta un promedio del 0.47% del PIB en investigación
y desarrollo, valor insuficiente para salir del estancamiento. Su producción
científica es insignificante. Participa del 2% del total mundial
en materia de publicaciones.
Democracia
Hoy reconocemos que existe
una doble siner gia entre ciencia y democracia y democracia y ciencia.
Fayar (1990) ha hablado de “democracia tecnológica” y Petrucci (1990)
de “democratización del conocimiento”. Cierto es que una democracia
no será completa si los ciudadanos continúan careciendo de
los conocimientos y la información que las sociedades modernas exigen
para participar de modo inteligente y reflexivo en la conducción
de la sociedad.
En una sociedad democrática
los ciudadanos deben tener información de las cuestiones científicas
que tomar decisiones conscientes y no depender de los científicos.
Una opinión pública ignorante, atrasada, desinformada no
puede influir en el objetivo de la carrera hacia lo desconocido que la
ciencia impone y que esta cambiando velozmente el mundo que creíamos
conocer.
Resulta conveniente
tener en cuenta la dimensión política del acontecer
científico. Como toda actividad humana, la ciencia y la tecnología
están en relación con el devenir de grupos humanos.
La divulgación científica
comprende toda tarea de explicación y difusión de los conocimientos,
del pensamiento científico y técnico. Manuel Calvo Hernando
(1999) señala que debe darse este proceso bajo dos condiciones:
* Que la actividad se desarrolle
fuera del marco de la enseñanza oficial o equivalente.
* Que las explicaciones
extraescolares no tengan como objetivo formar especialistas o perfeccionarlos
en su propio campo, ya que lo que se pretende es completar la cultura de
los especialistas fuera de su especialidad (F Le Lionnais)
La comunicación científica
debería ser el instrumento para democratizar el conocimiento introduciendo
la ciencia en la sociedad, contribuyendo a que el hombre medio pueda participar
en la toma de decisiones sobre aspectos relacionados con el progreso científico
y tecnológico, estimulando el análisis crítico que
exponga los límites de la ciencia más que sus logros más
sugerentes por un lado y la esencia de importantes decisiones políticas
por otro.
El reto actual es lograr
que los temas científicos abunden en los medios de comunicación
y que la sociedad toda se interese por la acción. Es entrar y abrir
un proceso de comunicación más que de difusión del
conocimiento.
También debe advertir
sobre las amenazas a la democracia de las nuevas tecnologías y en
particular aquellas que atentan contra la intimidad del ser humano y contra
la libertad individual (nuevas tecnologías de la información
y avances en la biología), combatiendo la perpetuación de
los sistemas de desigualdad y de los desequilibrios. El saber no debe ser
un factor de desigualdad.
Junto con estas acciones
se debería iniciar:
* Una campaña de
concientización hacia la clase política en especial y hacia
toda la sociedad en general que exponga claramente que sin desarrollo científico
y tecnológico no habrá jamás desarrollo económico,
político y social en los países latinoamericanos.
* Una abierta campaña
de vinculación Estado-Universidad es estratégica como fuente
alternativa de recursos para la investigación y para una relación
más estrecha con el entorno.
* Un nuevo esquema de Cooperación
Internacional.
* Una actividad coordinada
de cooperación horizontal con una política internacional
impregnada por nuevas estrategias en el ámbito regional. Organismos
y redes subregionales como UANAMAZ, CRISCOS, AUGM, programas ALFA y otras
iniciativas que han comenzado a desarrollarse.
* Un nuevo esfuerzo en la
formación de recursos humanos de postgrado es crucial, imprescindible
y estratégico para poder competir en el mundo.
América Latina debe
reconocer, como lo hacen los países desarrollados o industrializados
de Occidente hace mucho tiempo, el rol determinante de la ciencia y la
tecnología en el crecimiento económico y social. Deberíamos
pensar que para construir una nueva sociedad, con una economía vigorosa
y próspera y un sistema social avanzado y digno se necesita de cuadros
numerosos preparados en una diversidad de disciplinas y profesiones, no
sólo para absorber los últimos adelantos de la ciencia y
la técnica mundiales, sino también para contribuir con producciones
propias al acervo de conocimientos científicos en el mundo. No es
una tarea simple, ni sencilla, pero que a todos nos convoca.
(*) por Sergio Ricardo
Quiroga.
Universidad Nacional
de San Luis
Detalle de la obra «Si
los encontrases» de Angarita, Carmeza (Colombia). 1975 |