Dentro de la amplia
gama de preocupaciones humanas relacionadas con su supervivencia, en un
mundo cada vez más complejo, se encuentra una de vital significación,
se trata de la búsqueda y logro de un sustento alimentario para
una población en perpetua expansión que, como contrapartida,
ve reducida por diversas causas aquellos espacios en que puede cultivarse
la tierra.

Hoy, de modo creciente una
mentalidad ecologista se apodera de amplios sectores sociales penetrando
en el mundo de la creación científico – técnica, involucrando
en sus objetivos cuestiones casi ignoradas hasta ahora. El medio que tratamos
de aprehender para provecho humano debe ser preservado o destruimos
el hábitat en que se desarrolla nuestra civilización.
Bajo esta proyección
sustentamos el propósito de investigar, defender y demostrar que
la agricultura cubana debe orientarse hacia una estrategia de producción
sostenible en la cual los elementos químicos de acción contaminante
sean sustituidos por elementos orgánicos que actúan a favor
de la preservación de la biodiversidad.
Sin embargo, no sólo
sobre el medio externo al hombre han repercutido los resultados del uso
indiscriminado de medios devastadores de la ecología tras la meta
de altos rendimientos, sino también sobre la salud humana. En diversas
ocasiones se ha demostrado lo dañino al hombre que resulta el consumo
de productos obtenidos a través de determinados medios químicos.
La estrategia de una agricultura
sostenible la explicamos a través del ejemplo del girasol. Al defender
a esta oleaginosa, no sólo optamos por una alternativa más.
No se trata sólo de una cuestión agronómica, es una
posición ante el medio natural en que habitamos.
Debemos tener presente que
entre las diversas necesidades humanas que debe satisfacer la agricultura
se encuentra la del consumo de aceites vegetales. Estos aceites son productos
indispensables para la alimentación, por la composición en
ácidos grasos y por la presencia de ciertos microcomponentes. Son
además alimentos de alto poder calórico y elevado coeficiente
de digestibilidad.
En Cuba, la estrategia a
seguir para satisfacer la necesidad humana de consumo de aceite vegetal
se relaciona estrechamente con la expansión del cultivo del girasol,
pues en las condiciones actuales, cuando no se dispone de aceite para la
población, ni combustible para el riego, ni fertilizantes, ni productos
fitosanitarios; el girasol se presenta como una alternativa viable para
salir adelante.
Si embargo, más importante
que esta situación coyuntural del país, el girasol constituye
una opción más acorde con el mundo moderno que se mueve tras
la tendencia de una agricultura orgánica, sostenible y de bajos
insumos, donde se labora el suelo lo menos posible, no se aplican productos
fitosanitarios para no contaminar el ambiente y bajar los índices
de toxicidad del organismo humano; en su lugar se emplean los controles
biológicos, se produce y aplica el compost y no los fertilizantes
químicos, se realizan prácticas agrícolas tendientes
a conservar el suelo, mantener e incrementar la biodiversidad, etc.
A continuación mostramos
los valores de las importaciones de aceite vegetal que Cuba realizó
durante los años 84 al 89, período de estabilidad económica
en el país, lo que nos permite tener una visión de las necesidades
aproximadas de consumo de este producto por la población.
Numerosas investigaciones
nos permiten demostrar que las condiciones climáticas que se presentan
en Cuba en los meses de Invierno, desde septiembre y hasta marzo, son favorables
para el desarrollo del cultivo, lo que nos ubica la fecha de siembra del
mismo en el período comprendido desde agosto hasta diciembre, con
óptimos en Noviembre y Diciembre. Al mismo tiempo se demuestra que
los rendimientos que se obtienen en al país, superiores a una tonelada
por hectárea, son aceptables para nuestras condiciones de producción
y que con la utilización de las pequeñas máquinas
extractoras de aceite que desde hace años se fabrican y se comercializan
en Cuba y las técnicas de refinamiento artesanal que nuestro grupo
de trabajo ha diseñado, permiten la producción de aceite
de forma artesanal para el abastecimiento de una comunidad, lo que con
el trabajo de colectivo se puede extender a los Consejos Populares (Gobierno
Local) y con ello a la población en general.
La tecnología propuesta,
permite producir aceite sin el uso de productos químicos, haciendo
una adecuada selección de las variedades, sembrando en meses de
invierno, y a una población entre 48 a 55.000 plantas por hectárea,
realizando la extracción mecánica del aceite y su refinamiento
artesanal con el uso de Zeolita. Todo ello constituye un ejemplo de producción
sostenible en el tiempo y en el espacio y es una prueba de lo que puede
hacerse en condiciones de sostenibilidad.
En estos momentos ya existe
una definición del gobierno de producir nacionalmente el aceite
vegetal que necesitamos, a partir de los cultivos Girasol y Soya.
Los resultados obtenidos
en 10 años de investigaciones, con extensiones por toda la Isla
en condiciones de producción y la dirección del Proyecto
Nacional financiado por el Ministerio de Ciencia Tecnología
y Medio Ambiente sobre Producción de Aceite Comestible de Girasol,
el intercambio científico con la UNRC de Argentina y Canadá,
nos da la autoridad para poder plantear que en Cuba se puede producir el
aceite que necesita el pueblo a un costo aceptable para las actuales condiciones
económicas del país y con un manejo ecológico, que
permita la conservación del medio ambiente y mantenga la biodiversidad
en los agroecosistemas.
(*) por Ing.
MSc. Reinaldo Alemán Pérez.
Universidad Central
de Las Villas. CUBA. |