Estudiar lo global, valorar lo plural

Comentario

Gladys A. Ambroggio

Licenciada en Pedagogía.
Profesora Regular de Metodología de la Investigación.
Universidad Nacional de Córdoba. Escuela de Ciencias de la Educación.
Pabellón Francia.
Ciudad Universitaria.
Tel. 0351 - 499 9003


"Según mi sospecha, se está gestando un nuevo ethos multicul-tural y la pedagogía como disciplina reflexiva deberá hacerse cargo de ello". De esta manera concluye Marina Juárez su artículo sinteti-zando en esas dos ideas el conte-nido que desarrolla: por un lado existe una nueva realidad, lo global, por el otro, los pedagogos nece-sitan enterarse y elaborar respues-tas, prescripciones sobre los modos de transmisión "correctos" en ese contexto.

Para mostrar la existencia de esa nueva realidad, la autora abre una amplia gama de problemáticas, perspectivas de análisis y reflexión sobre el fenómeno que constituye la nota distintiva de la misma: los procesos de "globalización", su inicial dimensión económica, sus concomitantes sociales (como los así llamados "desmodernización", "desinstitucionalización", "desocia-lización"), las perspectivas de una nueva ciencia y sus interpretacio-nes que no pueden evitar parecer enredadas en el dilema entre el optimismo por el futuro y la potencial concentración de poder y posibilidad de control.

Por otro lado, el recorrido por estas problemáticas suscita en la autora reflexiones acerca de las consecuencias y derivaciones en relación con la educación como praxis social, y con la reflexión sis-temática sobre la misma, llevándola a plantear un nuevo desafío para la pedagogía: cómo debe ser la transmisión en ese contexto, cómo formar para una "solidaridad res-ponsable frente a la naturaleza".

Ahora bien, los análisis que recoge la autora y el decidido én-fasis con que los expone, invitan a pensar sobre la existencia de otros puntos de vista, otras lecturas, a alimentar "otras sospechas". En tanto la pedagogía tendrá que nu-trirse de esos diferentes análisis al elaborar sus propias reflexiones, es interesante que ellos se multi-pliquen y diversifiquen. Me refiero específicamente a multiplicar los interrogantes sobre las connotacio-nes sociales, el desarrollo científico, etc., que se derivarían del fenó-meno llamado "globalización".

La intensificación de las relacio-nes globales de intercambio econó-mico, de las interconexiones de comunicación, la difusión a nivel mundial de nuevos modelos de organización social constituyen una realidad indiscutible. En tanto rea-lidad social, necesitan constituirse también en objeto de análisis empírico, en una variedad de aspectos y dimensiones.

Además, es necesario constituir a la interconexión de las ideas pedagógicas y de los sistemas de educación en un área de análisis; éstos demandarán seguramente enfoques de investigación comple-jos y un uso intensivo de la com-paración; deberán incluir entre sus interrogantes el estudio de las consecuencias de esa interconexión y globalización sobre los sistemas educativos locales o nacionales y sobre las relaciones de esos sis-temas con sus contextos también locales o nacionales; y estimo que se debiera otorgar a estas cues-tiones tanto valor como a la identifi-cación de las tendencias globales que las trascienden.

En estos tiempos llaman la atención no sólo las semejanzas que han mostrado algunos estudios en el desarrollo de los sistemas educativos en distintos países, sino también la escasa diversidad de las políticas y los programas que se definen para orientar ese desa-rrollo. Cabe entonces preguntarnos si el nuevo horizonte que se avizora muestra efectivamente indicios de un nuevo "ethos multicultural" que impregna los procesos educativos, o más bien se trata de un proceso de universalización de una cosmo-visión particular generada en ciertos espacios nacionales. Junto a esa cosmovisión podría estar operando la difusión global de una ideología educativa apoyada en el desarrollo de algunos centros académicos, y en una amplia infraestructura edi-torial que asegura la difusión de las ideas y que lleva a los investi-gadores en cualquier sitio a con-ceptualizar y estudiar ciertos proble-mas y no otros. A ello se agregaría la existencia de un amplio conjunto de organizaciones internacionales que inciden de diversa forma en el desarrollo de los sistemas nacio-nales de educación. Si esto fuese así, el desafío al que alude nuestra autora tomaría otro carácter.

Disponer de avances en el sentido señalado posibilitaría, no sólo profundizar la discusión sobre el sentido del multiculturalismo que abre para nosotros el artículo de Marina Juárez, sino empezar a entender cómo, si es que se da, en situaciones particulares, lo global penetra y redefine la cultura local, y cómo ésta reinterpreta aquello y produce diferencias y diversidad. Comprender lo global supone, entonces, estudiar y valorar lo plural.

En síntesis, estoy planteando que la posibilidad de sostener el desafío señalado a la pedagogía, buscando y produciendo algunas respuestas, depende tanto de la discusión y reflexión teóricas, como del impulso que se dé a los es-tudios empíricos comparados. Este impulso viene siendo reclamado, cada vez más insistentemente, también, desde distintos lugares del planeta.


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