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 Residuos
sólidos urbanos: buscando el mejor tratamiento
En nuestro país,
incluso en las grandes ciudades, subsisten todavía viejas prácticas
comunales relacionadas con la gestión de los residuos urbanos.

Estas, por lo general, consisten
en la recolección de los desperdicios mezclados y su posterior deposición
en terrenos que -estériles o alejados- se destinan para tal fin.
Las consecuencias de este manejo son muchas y no siempre positivas. María
Ziletti, ingeniera química y directora de una investigación
sobre esta problemática explica algunos aspectos del trabajo que
desarrollan desde la Universidad Nacional de Río Cuarto en tres
localidades del sur provincial, tendiente a introducir nuevos hábitos
y modificar algunas de estas prácticas.
Jovita, Del Campillo y Mattaldi
son las localidades elegidas para llevar adelante esta iniciativa y –quizá
como nota para destacar- los pocas personas que allí se dedicaban
al cirujeo se incorporaron como empleados para llevar a cabo el tratamiento
de desechos.
Al aire libre
“Cuando se tira la basura
a cielo abierto –explica Ziletti- hay riesgos de enfermedades para la población
debido a que comienzan a generarse vectores como ratones, moscas y otros
tipos de plagas que transmiten enfermedades. Es decir que una de las consecuencias
negativas de esta práctica tiene que ver con la salud de la población”.
Por otra parte, cuando se
hace enterramiento sin control de los residuos sucede que los terrenos
no pueden ser utilizados para otra cosa que no sean basurales y se generan
así extensiones de terrenos que quedan inutilizadas.
El proyecto que lleva adelante
el grupo de la Facultad de Ingeniería comenzó hace más
de dos años con la realización de talleres en los que se
buscaba la concientización de la población, quizá
uno de los factores determinantes del éxito de este tipo de emprendimientos.
“En los talleres participaron distintos grupos sociales de los pueblos
de la región. Se buscó sobre todo la participación
de la gente y a partir de las propuestas surgidas en esa instancia se decidió
la manera de trabajar esta problemática de la basura”, señala
la universitaria.
Después de realizar
talleres durante medio año, los especialistas comenzaron a trabajar
con las municipalidades de los pueblos, instancia en la que se les advirtió
sobre los riesgos que implica el uso del sistema de basurales a cielo abierto.
Se propuso entonces un tratamiento de los residuos, que implica separar
en los hogares los residuos sólidos orgánicos, que son utilizados
en lombricultura para producir compost. A la parte inorgánica se
la separa en vidrios, metales y papel y se la comercializa. A las pilas
se las entierra con un tratamiento especial al igual que otros desechos
con componentes tóxicos.
“El tema de la basura acarrea
muchos problemas a la población. –señala- El trabajo debe
ser enfocado desde el punto de vista técnico y desde la ingeniería,
sino que también se necesita incorporar los componentes sociales,
psicológicos, culturales y educativos para llevar adelante un proyecto
integrado”.
Un problema, dos opciones
Los universitarios, integrantes
de este grupo de trabajo de la Facultad de Ingeniería, sostienen
que hay dos alternativas superadoras a los basurales a cielo abierto, pero...
¿Cuales son?
“Uno es el enterramiento
sanitario –explica Ziletti- que es lo que se hace actualmente en
la ciudad de Río Cuarto y la otra forma es la que nosotros llevamos
adelante en
Jovita”. En la localidad
sureña la clasificación de la basura en cada domicilio por
parte de los vecinos ha sido el puntapié inicial y uno de los logros
más importantes, que no ha alcanzado la misma proporción
en Mattaldi y Del Campillo.
Los vecinos sacan dos bolsas,
una orgánica y otra inorgánica y hay días especiales
en que el recolector pasa a buscar escombros y residuos de los jardines.
“Una vez en el predio de tratamiento –señala- los residuos llegan
a dos playones de cemento. En un playón se descarga lo orgánico
y en el otro lo inorgánico. En cuanto a lo orgánico, hay
una persona que tritura los residuos y los deposita en almácigos,
donde están las lombrices, que se encargan de trabajar con esa materia
prima. El compost es una tierra mejorada con alto contenido de minerales,
que sirve como fertilizante, sobre todo en los viveros. La Municipalidad
de Jovita tiene un vivero, donde se usa lo que se recicla. En cuanto a
lo inorgánico, otra persona lo separa y lo pone en recipientes diferentes,
se los acumula por separado y luego se los vende”.
De estos últimos
materiales -vidrio, aluminio, latas, hierro, papel y plástico, entre
otros- los más cotizados son los envases de aluminio, como las latitas
de gaseosa, y los de estaño -durazno y conservas-. Algunas de estas
tareas son realizadas por trabajadores municipales, quienes reciben un
porcentaje de lo que venden, fruto del tratamiento de residuos.
Otros elementos inorgánicos
–éstos siempre son los más difíciles de procesar-
como pañales y toallitas descartables son incinerados. A las pilas
se las separa y se las pone en cajas de cemento cerradas herméticamente
y se las entierra. Se procura que los líquidos tóxicos que
puedan generar no se dirijan a las napas de agua. |