Los obstáculos a la creación de empleo en la Argentina 

Partiendo del interrogante de por qué existe la desocupación y cómo se determinan los niveles de empleo y desempleo, investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas han realizado un estudio de los obstáculos a los que debe enfrentarse la creación de puestos de trabajo 

El empleo en la Argentina de los ’90, la experiencia internacional en materia de desempleo, las instituciones, las ideas, las empresas y el empleo; los determinantes microeconómicos del desempleo y  los sindicatos, son los principales lineamientos de este trabajo científico llevado adelante por un equipo interdisciplinario, premiado por la Academia Argentina de Ciencias de la Empresa e integrado por los economistas Santiago Gastaldi y Claudio Bucchieri y la psicopedagoga Susana Ríos.
El estudio también aborda la negociación colectiva, las relaciones laborales y las sas, otras instituciones laborales, los impactos de las regulaciones sobre el empleo, la educación y la tecnología y sus relaciones con la posibilidad de ingresar al mercado laboral.
En este marco cobran importancia la creación de empleo, las principales causas del desempleo y  los modos de reducirlo, a la vez que se contextualiza la problemática a nivel local, regional, nacional e internacional y se esbozan propuestas de políticas para la Argentina tendientes a aminorar la problemática.
Basados en la experiencia internacional, los investigadores sostienen que “cuanto mayor y más sostenido sea el crecimiento, menor será el desempleo” y agregan que “si el crecimiento se sostiene en el orden de seis por ciento anual, el problema de la desocupación prácticamente desaparecería”. 
Si bien se sostiene que un alto crecimiento económico es un poderoso instrumento para acabar con el desempleo, se admite que todos los países que crecieron rápido durante una o dos décadas tuvieron mercados de trabajo muy flexibles.

La experiencia argentina
Respecto de la experiencia de la Argentina, estos estudiosos analizan la segmentación económica, tributaria y laboral, y destacan que “el exitoso proceso de modernización de la economía argentina apenas ha comenzado y se desarrolla sobre una estructura productiva y ocupacional seriamente afectada por una decadencia que data de comienzo de los ‘50” y agregan que “hoy nos econtramos con una segmentación económica, tributaria y laboral que debe ser moderada para lograr un alto crecimiento, con la consiguiente superación del problema del desempleo”. 
En este marco, distinguen tres segmentos principales, el sector moderno, el sector en transición y el sector informal.
Al sector moderno lo integran las grandes empresas, pero también algunas medianas y pequeñas que ya pasaron “el test de la reforma”, con buen acceso a los mercados de crédito, capitales, información y tecnología. Desde el punto de vista laboral, muestran cierta facilidad para negociar colectivamente y acceden a las nuevas formas de contratación flexible. El principal problema del sector para desarrollarse y crear empleos es que, al operar principalmente “en blanco”, su carga impositiva efectiva es muy alta, lo que conspira contra sus posibilidades de inversión.
En el caso del sector en transición, integrado en su mayoría por empresas medianas y pequeñas que no han completado aún su adaptación a la reforma económica,  los autores visualizan que su desarrollo está limitado por dificultades de acceso a los mercados de crédito, capitales, información y tecnología, lo cual se ve agravado porque buena parte de las empresas del sector operan impositivamente “en gris” y sus balances poco realistas limitan su acceso a la bancarización o la formación de joint ventures –asociaciones de empresas locales con extranjeras-. Según los economistas, éste es el sector más afectado por la legislación laboral centralista. 
Por último, el  sector informal está integrado por algunas pequeñas empresas, sobre todo, por las microempresas y por los trabajadores por cuenta propia sin capital. La informalidad es, a la vez, un fenómeno económico, social y legal. En el primer caso, refleja su escaso acceso al capital, la organización y la tecnología modernas. En el plano social, los empresarios y trabajadores de este sector son en su mayoría pobres y poco capacitados. En el plano jurídico, sus relaciones contractuales son “paralegales” y, por ello, son altos los porcentajes de evasión impositiva y trabajo en negro.
   En este marco, se sostiene que “rescatar a los trabajadores y empresarios del sector informal para incorporarlos a la modernización es una gran tarea que requiere tanto de políticas específicas, como de un alto crecimiento de la economía”.

Flexibilización
Respecto de los obstáculos para la creación de empleo, Gastaldi afirma que hay normativas que rigen el funcionamiento del mercado laboral que implican procesos de imposición que dificultan la contratación de la mano de obra.
Esas regulaciones son de la más variada índole y han tratado de ser modificadas  a lo largo de varios años de esta década, aunque siempre han debido enfrentarse a una gran resistencia por parte de los gremios y algunos sectores políticos.
En este marco, el licenciado Gastaldi sostiene que “la manera en que se lleva a cabo la negociación del contrato salarial y del propio valor del salario y la modalidad que se tenga es muy importante para la falta de trabajo” y agrega que “procesos de negociaciones que sean muy centralizados a nivel nacional, que impliquen una alta coordinación de las decisiones económicas, no atentan contra la tasa de desempleo”.
A nivel internacional –continúa- “los procesos de tipo intermedio tendiendo a la centralización por ramas en los procesos de negociaciones salariales y de condiciones de las negociaciones colectivas de trabajo llevan a tasas bastante más altas de desempleo, caso al que se asemeja al de Argentina”.
   Por otro lado, “los impuestos constituyen un elemento que distorsiona el precio de la demanda y el precio de la oferta y también operan en el mercado laboral”.
   Hay numeroso impuestos establecidos en el mercado laboral, por ejemplo los aportes patronales y las contribuciones, entre otros. Al respecto, Gastaldi, dice que “no es un buen sistema el de las obras sociales que tenemos” y agrega que “hay un conjunto de aportes que se hacen a nivel de los sindicatos para la percepción de ciertos tipos de beneficios, que no son tales. Ejemplo de ello es que se deben contratar servicios médicos adicionales a los que se tienen”.
    El desempleo también encuentra causas a nivel macroeconómico. “Procesos recesivos a nivel internacional, en la medida en que son transmitidos a nuestra realidad, impactan negativamente en el empleo”, comenta el economista y agrega que “las incertidumbres que generan en los demandantes del trabajo, que son las empresas, hacen que la tasa de desempleo aumente bruscamente”.
   En este sentido, es preciso administrar políticas económicas tendientes a reducir las incertidumbres que existen en el entorno, lo cual constituiría una política muy positiva para reducir la tasa de desempleo. “Lo importante es bajar la percepción de riesgo de la economía argentina, a lo que se deben sumar medidas para mejorar la situación fiscal”, afima,  a la vez que agrega que “hay que hacer que los capitales internacionales puedan venir dispuestos a pensar que este es un ambiente de negocio a largo plazo”.

En Río Cuarto
En referencia al desempleo en Río Cuarto, Gastaldi dijo que esta es una sociedad que depende, en parte, de cómo andan las finanzas públicas a nivel nacional, ya que el aporte del aparato del Estado es importante para la ciudad de Río Cuarto.
   Además, hay un sector primario muy interrelacionado con la ciudad y este es el sector, que ha tenido malos precios internacionales, los comodity -       -  lo han estado hasta tiempos muy recientes y hoy están con bastante volatilidad. Ha sido bastante mala la rentabilidad del sector y esto condiciona mucho la demanda de empleo en la región. Los comercios dependen de lo que le pasa al sector agropecuario y lo que le pasa a estas instituciones vinculadas con el sector público.

Largo plazo
Hay que hacer una revisión profunda de las instituciones, como sindicatos y obras sociales, que regulan directa o indirectamente el mercado laboral. Debe haber todo un proceso de negociación para mostrar la irracionalidad que tiene hoy el contexto normativo, que afecta a la tasa de desempleo de la economía, sabiendo que hay sectores que se pueden ver perjudicados por un cambio en las reglas de juego. 
   Respecto de los cambios tecnológicos, se considera que si bien pueden destruir puestos de trabajo, repercuten tanto en la rentabilidad de las empresas, que puede terminar generando una demanda de trabajo  mayor o compensatoria del empleo perdido.

La educación como requisito
Los requisitos de educación en Argentina varían con las categorías ocupacionales. El piso es la escuela primaria completa, pero eso sirve sólo para competir por puestos de operario, preferentemente de baja calificación y en las PyMEs. De hecho, un tercio o más de los establecimientos pequeños y medianos exige educación secundaria para ocupar posiciones de operario semicalificado o calificado, y en las firmas grandes, una proporción semejante impone ese requisito para los operarios no calificados. 
La mitad de este estrato y también el 40 por ciento de las empresas medianas establecen que sus operarios calificados deben haber completado la escuela secundaria. Pero, para ser supervisor o capataz, ya no alcanza con tener educación primaria o algunos años de instrucción secundaria.   Casi dos tercios de las empresas chicas o medianas y cuatro de cada cinco grandes ponen como condición poseer educación secundaria completa o más. En la categoría de personal de oficina, este último es el requisito en el 96 por ciento de las empresas y entre los vendedores lo es en el 81 por ciento de los demandantes. Esto sugiere que las posibilidades de acceso y de movilidad para quienes cursaron sólo la escuela primaria -y en la mayoría de los casos para los que no completaron el nivel medio de enseñanza- son reducidas.
Con la reforma económica, esta tendencia se intensifica. Desde 1990, alrededor del 25 por ciento de las empresas han elevado los requisitos mínimos de educación. Esto permite prever que, en la medida que la reconversión se extienda a las empresas de menor tamaño, habrá una elevación sostenida de los requisitos educativos mínimos. De no mediar un aumento correlativo de la oferta de calificaciones, puede esperarse una mayor segmentación.
La conexión entre la educación y las posibilidades de empleo es muy fuerte. “A la gente se la puede habilitar desde la educación para que obtenga empleo en mayor medida”, sostienen desde la Facultad de Económicas, a la vez que señalan que “hay que pensar una educación ligada a la creatividad y procurar la innovación desde el sistema educativo”.
Por otro lado, los investigadores dicen que “en una economía capitalista es muy relevante la creación de empresas. Hay que pensar a la educación como una forma de estar alentando permanentemente la posibilidad de creación de nuevas unidades productivas y de nuevas empresas. A lo que hay que agregarle la continua capacitación de los trabajadores. Se debe alentar la creación de nuevos empresarios y microemprendimientos, relacionados con la educación para el desarrollo de nuevas unidades productivas”.

Equipo de Investigación:
Lic. Santiago Gastaldi
Fac. de Ciencias Económicas / Dpto. de Economía
Tel: 4676269 / E-Mail:sgastaldi@eco.unrc.edu.ar