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240ª Colación de grado de la UNRC

Ruiz: “Celebramos que la educación sea un derecho social”

22 de Marzo de 2015 - El rector de la UNRC, Marcelo Ruiz, al presidir la primera colación de grado del año de la Universidad, en la que se entregaron 173 nuevos títulos de grado y posgrado, sostuvo: “Hoy celebramos un modo de conocer y construir conocimiento. Celebramos que la educación sea realizada en contextos públicos y que la misma sea un derecho social, que la universidad sea un ámbito de apertura, inacabada por cierto porque son muchas las puertas que restan por abrir. Sabemos que muchos jóvenes y adultos, que día a día contribuyen con su trabajo para garantizar que los presupuestos para nuestras universidades existan, no puedan transitar por las aulas públicas, ya que la puerta de la desigualdad económica les cerró el tránsito por nuestras aulas. De allí que la dimensión pública es insuficiente para completar la categoría de libertario, no obstante es una condición de posibilidad de ésta última”.

La UNRC celebró este viernes su 240ª colación de grado en dos ceremonias cumplidas una por la mañana y otra por la tarde en el Teatro Municipal. Al presidir la primera de ellas, el rector Ruiz destacó que “el conocimiento, en parte y en algunas de sus dimensiones, está vinculado a la producción de novedades. Conocer es siempre de algún modo romper con un estado de cosas; descubrir es habitar otro mundo diferente al que el cotidiano nos sumerge ya que al estar en ese mundo ‘habitual’, como pez en el agua, no podemos imaginar que hay otro lugar”.

“De allí –agregó- que el conocimiento puede siempre desafiar a la injusticia, en una doble perspectiva. Puede mostrar que las condiciones que la sostienen no son de carácter natural. Por ejemplo, la existencia de pobreza, de las múltiples formas de exclusión son decididamente sociales y no naturales; no nacemos desiguales por naturaleza, nacemos en un mundo que nos ubica en ese lugar. Sí nacemos distintos pero esta es otra cuestión, aquí sí entonces podemos hablar de diversidad. Pero la diversidad nunca jamás puede enmascarar las situaciones de desigualdad, sería una categoría que se niega a sí misma”.

Acotó luego el rector en su mensaje de despedida de los graduados: “El conocimiento desafía a la injusticia porque nos puede ayudar a explicar las razones de su existencia. Y al mismo tiempo el conocimiento puede mostrar caminos, rumbos para construir un tipo de sociedad signada, marcada, por lo justo y lo libertario. El conocer puede permitir denunciar las razones ocultas por las que lo injusto aparece como supuestamente inevitable y anunciar lo justo como posible”.

El rector Marcelo Ruiz presidió el acto matutino, mientras que lo propio hizo el vicerrector Javier Salminis durante la ceremonia de la tarde, ambos en compañía de decanos, vicedecanos, secretarios del Rectorado y otras autoridades universitarias que se hicieron presentes, al igual que los familiares y amigos de los egresados, que colmaron las instalaciones del Teatro Municipal.

Además del rector Ruiz, habló por la mañana el egresado contador público José Ignacio Aizpeolea, mientras que por la tarde hablaron el vicerrector Javier Salminis y la profesora de Historia Vanina Stanicia.

En esta oportunidad, recibieron sus diplomas egresados de distintas localidades de Córdoba, como así también de Río Cuarto y de provincias como San Juan, San Luis, Mendoza, Buenos Aires, Río Negro, Jujuy, Santa Fe, La Pampa, Chubut, Santa Cruz y Capital Federal. Incluso, también hubo un egresado de la ciudad de Bogotá, Colombia.

Punto de inflexión

Por la tarde, el vicerrector Javier Salminis, al hacer uso de la palabra, señaló: “La colación refleja un punto de inflexión en nuestras vidas, entre lo hecho y lo que vendrá, entre las incertidumbres y los desafíos del pasado y los del futuro. Al mismo tiempo, es un momento de balance interior, personal y familiar por supuesto. Y de nuestra parte, un profundo y respetuoso reconocimiento hacia ustedes, graduados”.

“Desde este escenario –dijo Salminis- planteamos muchas veces nuestras miradas y perspectivas acerca de la Universidad, aunque no sólo de ella, que tenemos y que queremos, y compartimos logros y deudas. Miradas y perspectivas que deben ser amplias y francas, despojadas de intereses particulares, que contribuyan con solidez conceptual y honestidad intelectual a repensar permanentemente las prácticas y las concepciones educativas, los procesos cognitivos y laborales, además de nuestros propios principios y compromisos ciudadanos”.

“Partimos de enfatizar categóricamente nuestro rechazo a la concepción de la educación como mercancía, o lo que es lo mismo la conveniencia y el negocio de la educación formadora de élites o como fábrica de profesionales. En contraposición reivindicamos la educación como herramienta esencial de transformación y progreso, tanto personal como colectivo y, en este sentido, la importancia de la labor docente como motor sustancial de este proceso de transformación”.

“No obstante –remarcó el vicerrector- asumimos institucionalmente como punto de inicio mínimo el carácter limitado en el acceso a la educación superior de las grandes mayorías. Por lo tanto, la necesidad de ampliar posibilidades ejecutando políticas concretas y específicas, como por ejemplo el fortalecimiento de nuestros lazos con la escuela pública, para visibilizar como problemática central las razones de la exclusión socioeducativa en un determinado contexto sociocultural”.

Agregó: “La democratización de las oportunidades conlleva implícitamente la ampliación y profundización de libertades y derechos, como el derecho a la educación, que se materializan como posibilidades ciertas y objetivas cuando existen decisiones políticas colectivas en el sentido de democracia horizontal”.

Una formación difícil de superar

Por su parte, al hablar durante el acto de la mañana, el contador público José Ignacio Aizpeolea, dijo: “Todos los recuerdos y la nostalgia que en estos momentos nos invaden se convierten en alegría al saber que hemos culminado satisfactoriamente nuestros estudios universitarios, al saber que saldremos a la vida con una preparación tanto académica como social muy difícil de superar”.

“Hoy, queridos compañeros, estamos aquí porque hemos recibido nuestro tan ansiado título, esa cartulina que tanto valor tiene, que representa la constancia de nuestro trabajo y la superación de las dificultades, que mucho esfuerzo nos ha costado y que muy orgulloso de tenerlo lo haremos encuadrar y lo colgaremos en la pared de nuestra casa o lugar de trabajo”.

Añadió Aizpeolea: “Nosotros sabemos de ese esfuerzo, fueron muchas horas de estudio, de madrugar o de trasnochar para poder llegar a cada examen, dedicación, responsabilidad y compromiso, pero todo el esfuerzo que tuvimos que poner para llegar a la meta no fue solamente nuestro. Sin dudas, nuestras familias y amigos que nos acompañan en este día, como lo hicieron durante todos los años también reciben hoy su recompensa”.

Aizpeolea también tuvo palabras de agradecimiento para sus profesores, a quienes “quiero agradecer enormemente por su entrega y compromiso con la educación pública, pero no solamente por la relación educacional y formal que existe entre el profesor y el alumno, sino también por la relación humana”.

Bregar por la universidad pública

A su turno, la profesora de Historia Vanina Stanicia señaló: “Quiero seguir bregando por políticas estatales que garanticen la continuidad y la mejora de las universidades públicas, para todos, para los estudiantes como yo, como ustedes, que no sólo pudimos labrar la construcción del conocimiento sino que pudimos transitar ese camino con alegría y con la sensación de bienestar”.

También agradeció y manifestó su orgullo “por la construcción sólida del conocimiento que se logra en esta casa de estudios, sabiendo que debemos lograr no sólo ser los mejores profesores, técnicos, ingenieros, abogados (…) sino que debemos plantearnos como meta poder ver al otro como tal, enriquecerme con su mirada, poder confrontar, poder aunar, poder discrepar, poder discutir, pero sabiendo que hay tantas miradas como tantas necesidades, y eso es lo que nos hace profesionales”.

Pidió a sus compañeros graduados, que “la bandera como profesionales sea la verdad y la justicia, siempre y a pesar de cualquier cosa, porque estoy profundamente convencida de que si no creyéramos que algo podemos cambiar de nuestra realidad, aunque sea con un mínimo aporte, hoy difícilmente estaríamos acá”.

Nunca más

Durante los actos de la mañana y de la tarde, tanto el rector Marcelo Ruiz como el vicerrector Javier Salminis recordaron en sus mensajes de despedida a los graduados el golpe de estado del ’76.

El rector expresó en ese sentido: “Hoy nos encontramos frente- y literalmente de frente- a una nueva conmemoración del golpe de Estado del ‘76, momento que abre un proceso que previamente se venía gestando y que provocó el sector minoritario dominante en Argentina uno de los grandes genocidios de nuestra historia, tanto por los muertos y desaparecidos como así también por las tantas otras formas de liquidación de libertades que como modelo económico-social se va a imponer. Dictadura cívico-militar”.

“La perspectiva transformadora del conocimiento está en las antípodas de este proceso contralibertario; asesinó sujetos e intentó liquidar la dimensión crítica del conocer. La dictadura cívico-militar pudo construir la noción de enemigo interno a fuerza del miedo sobre la población y con un trabajo activo sobre el sentido común para instalar la posibilidad de la justicia social no sólo como un imposible sino como un estado peligroso de lo social”.

Añadió más adelante: “De allí que memoria, libertad, construcción colectiva y pensamiento crítico críticamente constituyen no sólo pre-requisitos para la no repetición del genocidio, sino también para trabajar activamente en la construcción del anuncio de una sociedad justa. La utopía debe tener una encarnadura en el presente de tal modo que el vector que construya tenga una dirección y un sentido que la marquen no como un sueño eterno sino como un trabajo en el hoy”.

Una Universidad distinta

El vicerrector Salminis, por su parte, en otro momento de su mensaje a los egresados manifestó: “Ustedes dejan una Universidad un tanto distinta a la que posiblemente conocieron hace algunos años atrás”. En este sentido, detalló numerosos logros de gestión, entre los que mencionó una inversión de más de 2 millones de pesos para el refuncionamiento y equipamiento de 53 departamentos de las Residencias Estudiantiles; dijo que se duplicó la cantidad de menús elaborados en el Comedor Universitario y se amplió su horario de atención; se hizo efectivo el 2 por ciento del presupuesto universitario de las becas estudiantiles y se aumentó más del 200 por ciento el importe de las mismas. “Este año –dijo- destinaremos más de 13 millones de pesos para sostener nuestros programas de becas”.

También destacó: “Apoyamos las iniciativas estudiantiles de profundizar las actividades extracurriculares y de extender las bandas o franjas horarias”.

Además, mencionó que se ampliaron “significativamente” los cursos, talleres gratuitos y trayectos estables de danza, teatro, expresión corporal, cine, música, literatura y muchos otros programas vinculados a las actividades culturales y artísticas.

“Establecimos –remarcó- el deporte gratuito para todos los estudiantes universitarios. Llevamos de 40 mil a más de 110 mil metros cuadrados la superficie destinada a las prácticas deportivas y llegamos a más de 30 actividades o propuestas disciplinares, triplicando en estos últimos tres años la cantidad de deportistas, que actualmente son más de 2.500”.

Añadió luego: “Mejoramos la infraestructura y los servicios del Departamento de Salud y dotamos de necesarias y prioritarias medidas de seguridad a espacios áulicos, laboratorios, lugares de trabajo y esparcimiento. Llevamos adelante programas de accesibilidad, implementando circuitos mínimos accesibles y refuncionalización de baños adaptados para personas con discapacidad. Ampliamos el alcance de wi-fi en el campus. Estamos reacondicionando y equipando nuestras aulas y revalorizamos el espacio público con sentido estético y amigable con el ambiente, como las intervenciones en murales, la reforestación con especies nativas y la puesta en marcha de la primera parte del programa de tratamiento de residuos”.

Subrayó además el vicerrector: “Hay otras acciones que también nos parece importante mencionar, como aquellas vinculadas a la recuperación de la legitimidad de la Universidad como voz pública y las relaciones con el acercamiento a la sociedad y sus organizaciones, poniendo en debate problemáticas sociales y ambientales, modelos de desarrollo, derechos humanos y políticas de estado, entre otros ejes”.

Enfatizó luego: “Creemos que la suma de muchas voces del afuera aportan fuertemente a la excelencia científica y académica, al incorporar los otros saberes en la tarea de la co-construcción del nuevo conocimiento”.

A continuación se transcribe textualmente el discurso del rector Marcelo Ruiz en la colación de grado del 20 de marzo de 2015

Colación 20 de marzo de 2015

Primera colación del año

Palabras del Rector

Muy buenos días a cada una de las personas aquí presentes; hoy es un día que conjuga alegrías, recuerdos y sobre todo esperanza… esperanza que provoca deseo, deseo de transformar la realidad, personal y social. Lo actual, lo real hoy, es posible de ser ubicado en un real por-venir a partir de desear otro presente que el que hoy transitamos; son las tensiones entre lo existente y la utopía, entendiéndola a ésta como lo que una época anuncia como anhelo de ser “otra” realidad y de los caminos que construye o que posibilita para llegar a ser otra.

Nos encontramos aquí el primer acto de colación del año; es el momento de entrega de diplomas. Diploma que es un “modo de certificación” de una historia educativa, historia individual, grupal e institucional; grupal porque habla de de personas que nos han rodeado, acompañado, abrazado para que el hoy fuera posible. Historia donde nos entremezclamos, trabajadores y estudiantes, universidad y comunidad, para ponerle valor social al hermoso proceso de enseñar y aprender.

Hoy celebramos un modo de conocer y construir conocimiento. Celebramos que la educación sea realizada en contextos públicos y que la misma sea un derecho social, que la universidad sea un ámbito de apertura, inacabada por cierto porque son muchas las puertas que restan por abrir. Sabemos que muchos jóvenes y adultos, que día a día contribuyen con su trabajo para garantizar que los presupuestos para nuestras universidades existan, no puedan transitar por las aulas públicas, ya que la puerta de la desigualdad económica les cerró el tránsito por nuestras aulas. De allí que la dimensión pública es insuficiente para completar la categoría de libertario, no obstante es una condición de posibilidad de ésta última.

Vuelvo a una enunciación anterior; ¿cómo se vincula conocimiento con transformación, conocer con transformar?

El conocimiento, en parte y en algunas de sus dimensiones, está vinculado a la producción de novedades. Conocer es siempre de algún modo romper con un estado de cosas; descubrir es habitar otro mundo diferente al que el cotidiano nos sumerge ya que al estar en ese mundo “habitual”, como pez en el agua, no podemos imaginar que hay otro lugar.

De allí que el conocimiento puede siempre desafiar a la injusticia, en una doble perspectiva. Puede mostrar que las condiciones que la sostienen no son de carácter natural. Por ejemplo, la existencia de pobreza, de las múltiples formas de exclusión son decididamente sociales y no naturales; no nacemos desiguales por naturaleza, nacemos en un mundo que nos ubica en ese lugar. Sí nacemos distintos pero esta es otra cuestión, aquí sí entonces podemos hablar de diversidad. Pero la diversidad nunca jamás puede enmascarar las situaciones de desigualdad, sería una categoría que se niega a sí misma.

Decíamos entonces que el conocimiento desafía a la injusticia porque nos puede ayudar a explicar las razones de su existencia. Y al mismo tiempo el conocimiento puede mostrar caminos, rumbos para construir un tipo de sociedad signada, marcada, por lo justo y lo libertario. El conocer puede permitir denunciar las razones ocultas por las que lo injusto aparece como supuestamente inevitable y anunciar lo justo como posible.

Dicho de otro modo, hay conocimientos que producen fuertes rupturas con lo que se percibe como “lo natural” porque revela al mismo tiempo el carácter social de esa construcción. Ustedes saben que durante mucho tiempo en parte de la denominada civilización occidental se pensaba que el universo giraba alrededor de la tierra, Ptolomeo era uno de los representantes más sólidos de esta idea, que más que una idea era un paradigma, donde la totalidad del mundo antiguo estaba implicado. Cuando esta idea se derrumba, se cae un modo de ser, no sólo aparece la “nueva idea” de que la tierra ya no era el centro (con los aportes de Copérnico, Galileo, Kepler, etc.) sino que se inaugura otra dimensión de lo social, de lo cultural, de lo jurídico. Claro está que no sólo la física estaba cambiando, se estaba trastocando la totalidad del conocimiento sobre el mundo “natural” y “social” y la vinculación entre ellos.

Sin duda que son acontecimientos que tienen una fuerte singularidad; no acontece de modo permanente esta ruptura de paradigmas donde se cambia la percepción sobre la totalidad de la realidad, no obstante muestra de modo extremo cómo se transforma, se trastoca lo real en relación a un carácter revolucionario que el conocimiento posee (estoy simplificando el análisis, estoy introduciendo ideas como indicadores).

El conocimiento provoca incertezas, incomodidades y por eso mismo se vincula a un modo muy profundo con la vida. Y no hablo sólo del conocimiento de un campo disciplinar, me estoy refiriendo a conocimiento que como sociedad o parte de ella poseemos acerca de la “totalidad” de nosotros mismos.

Hoy nos encontramos frente- y literalmente de frente- a una nueva conmemoración del golpe de Estado del 76, momento que abre un proceso que previamente se venía gestando y que provocó el sector minoritario dominante en Argentina uno de los grandes genocidios de nuestra historia, tanto por los muertos y desaparecidos como así también por los tantas otras formas de liquidación de libertades que como modelo económico-social se va a imponer. Dictadura cívico-militar.

La perspectiva transformadora del conocimiento está en las antípodas de este proceso contralibertario; asesinó sujetos e intentó liquidar la dimensión crítica del conocer. La dictadura cívico-militar pudo construir la noción de enemigo interno a fuerza del miedo sobre la población y con un trabajo activo sobre el sentido común para instalar la posibilidad de la justicia social no sólo como un imposible sino como un estado peligroso de lo social.

Comparto con los autores del texto “La risa no se rinde” que “uno de los objetivos del golpe de estado del 76 fue el desmembramiento minucioso de cualquier espacio colectivo y público de vida común, fijando a cada individuo en un cuerpo aislado, encerrado en sí mismo. A través de las políticas del terror y el miedo se fue construyendo un tipo de sujeto no sólo aislado de todo ámbito de construcción colectiva sino también disociado de sí mismo”….

De allí que memoria, libertad, construcción colectiva y pensamiento crítico críticamente constituyen no sólo pre-requisitos para la no repetición del genocidio, sino también para trabajar activamente en la construcción del anuncio de una sociedad justa. La utopía debe tener una encarnadura en el presente de tal modo que el vector que construya tenga una dirección y un sentido que la marquen no como un sueño eterno sino como un trabajo en el hoy. “La risa no se rinde” apela a un modo inteligente de desafiar a la pesadumbre de las tiranías, de la intolerancia discriminatoria, a través de la alegría paciente y comprometida para la plena vigencia de los derechos humanos.

Gracias a todos ustedes, a padres, madres, tíos, tías, hermanos, hermanas, amigos, amigas, parejas…. de nuestros egresados y a ustedes flamantes egresados por comprometerse en esa alegría paciente que no se rinde.

DEPARTAMENTO DE PRENSA Y DIFUSIÓN