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Homenaje

Residencias estudiantiles Juan Politano

05 de Diciembre de 2017 - Con motivo del décimo aniversario de las trágicas explosiones de la Planta Piloto de Ingeniería y finalizado el acto frente al edificio siniestrado, hubo una celebración en las Residencias Estudiantiles Universitarias.

Fue la ceremonia de inauguración de un monolito que da nombre a ese sitio, que, de ahora en más, se llama Juan Andrés Politano.

Por decisión del Consejo Superior, las Residencias Universitarias llevarán el nombre del estudiante que murió en la explosión de la Planta Piloto. Fue a propuesta de ex estudiantes que fueron compañeros del fallecido, con el aval de la Federación Universitaria de Río Cuarto.

Politano era oriundo de Jovita y al momento de producirse las explosiones en la Universidad en 2007 cursaba la carrera de Ingeniería Química. Tenía 22 años. El recordado joven fue la primera víctima fatal de las explosiones y el incendio.

Allí, se leyó la resolución del Consejo Superior de la UNRC y se descubrió la placa del monolito que allí ha sido erigido, el cual también fue bendecido por el padre Juncos.

A continuación, tuvo lugar la presentación de un mural hecho por estudiantes en el ingreso del salón de usos múltiples de las Residencias Estudiantiles, donde finalmente, se realizó una misa.

Una larga fila de gente partió desde la ex planta piloto hacia las residencias. Y a las 11,46 se inició el segundo acto.

Los padres del estudiante recibieron la resolución del Consejo Superior de manos del rector Roberto Rovere y el presidente de la Federación Universitaria de Río Cuarto, Mariano Llobell.

El monolito con la placa está ubicado en el ingreso a las Residencias Estudiantiles Universitarias, cerca de la puerta que da a la calle número 1, del Barrio Universidad.

Allí la madre de Juan Politano recordó con alegrías a su hijo muerto y se mostró agradecida porque su nombre está en esas residencias donde vivió, mientras estudió en la Universidad.

Dijo que Juan era un chico común, que amaba lo que hacía. Destacó la felicidad de su primogénito en sus tiempos de universitario. Y remarcó el afecto y la amistad de los jóvenes con quien compartió ese espacio, muchos de los cuales viajaron de distintas ciudades, donde hoy están radicados, para acompañarlos en este acto.

La placa reza: “Residencias Estudiantiles Universitarias Juan Andrés Politano, en homenaje al estudiante fallecido el 6 de diciembre de 2007, en la tragedia de la planta piloto de la UNRC. Por sus valores, compromiso como estudiante, su alegría y entrega a sus amigos”.

Ni bien terminó la alocución de la madre de Juan Politano, se escucharon los acordes de la guitarra ejecutada por Walter Cirneros, de Arte de la Universidad, quien interpretó primero “Resurrección de la alegría”, de Armando Tejada Gómez y Cesar Isella; y “zamba del ángel”, de Ariel Petrocelli.

Luego pasaron al frente siete amigos de Juan Politano, para destacar su vida de hombre de bien y recordarlo con afecto.

Natalia Balbarrey: “Buenas ideas que honran tu memoria”

Natalia Balbarrey, en un diálogo imaginario y nostálgico con su “querido” amigo “Juani”, expresó: “Ya pasaron 10 años desde que empezaste a estar con nosotros de otra forma y parece ser momento de que se materialicen buenas ideas que honran tu memoria. Una escuela y las residencias universitarias van a llevar tu nombre. Qué mejores lugares que estos para llamarse Juan Politano”.

Acongojada por las circunstancias, Natalia recordó a Juan: “Eras intenso para querer, profundo y sensible, acelerado, comprensivo, cariñoso, sencillo en algunos aspectos y a la vez tan complejo en otros. Siempre era lindo poder charlar con vos, sabías escuchar y sabías responder, sabías quedarte callado y abrazar, sabías contener y hacer sonreír”.

En sus sentidas palabras, que tuvieron como destinatario excluyente a Juan Politano, siguió diciendo Natalia: “No eras uno más, eras distinto, quizás por eso Dios quiso tenerte pronto con él. Dicen que no hay que preguntarse por qué pasan las cosas porque no vamos a encontrar una respuesta, pero que sí hay que preguntarse para qué. Y en ese sentido, creo que muchos encontramos nuestros para qué… Para vivir un poquito más como eras vos, para relativizar y darle importancia a lo verdaderamente importante, para hacer que cada día valga la pena… Infinitos para qué, que cada uno conoce en su corazón y que hubiésemos querido aprender de una forma menos dolorosa”.

En el final, señaló Natalia: “Esperamos que los chicos y chicas que pasen por estas residencias puedan disfrutar de la uni tanto como vos, que quieran a su profesión tanto como vos lo hacías y que puedan conocer quién fuiste y copiarse un poquito de vos”.

Transformar la tristeza y la bronca en calma, alegría, paz y amor

Mariana Castro y Gabriela Shiosso, juntas, quisieron recordar también a su amigo Juan Politano. Narró una de ellas: “Cada 5 de diciembre veía cómo la familia de Juani junto a las familias de las otras víctimas se reunían para recordarlos y aparecía en mí el mismo sentimiento. Por un lado, sentía impotencia por no poder estar en este acto, no porque mis obligaciones no me lo permitieran, sino porque me dolía y me sigue doliendo mucho”.

“A nosotras algo nos paralizaba y callábamos, quizás por enojo, miedo o tristeza. Sin embargo, un día pensé qué habría pasado si en el lugar de Juani hubiera estado yo o alguno de nosotros. Me di cuenta de que él no se hubiera quedado quieto y así se marcó el primer paso de este proyecto. La idea es empezar a transformar la tristeza y la bronca en calma, alegría, paz y amor; es decir, en todo eso que nos queda de él. Además, pensamos que el hecho de que la residencia lleve el nombre de Juani es un recordatorio para la Universidad, como institución educativa, para comenzar a aceptar los errores, a pensarlos, a reflexionar, a avanzar y a crecer. Pero, sobre todo, es un recordatorio para que esto no vuelva a pasar”, remarcaron.

“Hoy sentimos que reunirnos acá en las Residencias, lugar donde fuimos tan felices y nombrarlas con su nombre, es la manera que encontramos de homenajearlo y agradecerle por ese gran amigo que fue. Porque él era el que pasaba mil veces en el día y se asomaba por la ventana para ver qué hacíamos o que necesitábamos, el que insistía segundos antes de que pasara el último colectivo ‘vamos a salir’, el que nos pasaba a buscar para ir a misa o un rato a la capilla, el que compartía las tartas que le hacía su mamá para endulzar las noches de estudio. Aquel que el 5 de diciembre dejó su vida como héroe en la Universidad y hoy nos hace sentir orgullosos de decir ese estudiante ‘era mi amigo’”.

Finalmente, remarcaron: “Elegimos hacer este mural para representar su caminar, ese camino que él eligió. Un camino sencillo y claro, lleno de árboles con raíces firmes, seguras, de troncos cálidos, donde sostenerse, apoyarse o echarse a descansar, llenos de hojas bien verdes capaces de dar sombra, esa sombra necesaria para poder seguir caminando. Y también mucho oxígeno para poder respirar, tomar aire para pensar y hablar, algunos de esos árboles también tenían frutos de los que se alimentaba cuando lo deseaba o necesitaba. Él caminó para ser un sol y logró serlo. Es por ello que siempre nos ilumina, nos da energía, luz, calor, que nos entibiece el alma y el corazón”.

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