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Clara Campero es la portadora de nuestra enseña patria

Se concretó el cambio de abanderados de la UNRC y las facultades

22 de Junio de 2018 - Tuvo lugar en el Aula Mayor de nuestra casa el traspaso de la bandera de sus portadores y escoltas del ciclo 2017/18 a quienes la llevan desde hoy por un año.

La insignia patria de la Universidad Nacional de Río Cuarto está en manos de Clara Campero, quien estudia licenciatura en Historia en la Facultad de Ciencias Humanas. La escoltan Martín Pérez, de Licenciatura en Biología de la Facultad de Ciencias Exactas, y Matías Barberis, quien cursa la Licenciatura en Economía en la Facultad de Ciencias Económicas.

A posteriori, tomaron posesión de la bandera de ceremonias de Agronomía y Veterinaria los siguientes estudiantes, respectivamente su posterior y escoltas: Narella Rossi, Yanina Oddi y Francisco Tamargo.

En tercer término, Ciencias Económicas pasó a tener su bandera de ceremonias en manos de Martín Bonino, escoltado por Ana Moine y Agostina Ferreyra.

A continuación, Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales quedó con este cuadro de abanderada y escoltas: Ana Vílchez, Leandro Etcharren y Marina Placci Arditi.

Ciencias Humanas tiene hasta 2019 a Victoria Bianco como abanderada, secundada por Juan Álvarez y Valentina Maitana.

A continuación, los salientes portadores y respectivos escoltas de nuestra enseña patria:

De la Bandera Mayor: Christian Buzzio; Janet Muñoz y Cecilia Antonelli.

De Agronomía y Veterinaria: Bruno Pugliese; Camila Foster y Lautaro Marchesi.

De Ciencias Económicas: María Mauri y Nicole Garbarino.

De Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales: Micaela Sequeira; Zoé Del Bel y Betina Milanesio.

De Ciencias Humanas: Gabriela Colombino; Luciana Colombino y Lucía Sgarlatta.

De Ingeniería: Manuel Valdano; Franco Villegas Fernández y Rebeca Chanaday.

La ceremonia fue presidida por el rector de la Universidad, Roberto Rovere. Junto a él estuvieron el vicerrector, Jorge González, secretarios de rectorado y autoridades de cada una de las cinco facultades.

El Himno nacional argentino, así como otros sones patrios y demás piezas musicales que acompañaron en todo momento los cambios de abanderados, fue interpretado en piano por Matías Targhetta, profesor del Departamento de Arte y Cultura de la Secretaría de Extensión y Desarrollo.

Los aplausos y las fotos tomadas con celulares y cámaras profesionales marcaron la significativa jornada, que contó con una cuidada organización. Un ejemplo fueron las letras M, A, Ec, Ex, H e I que estaban trazadas con adhesivos blancos sobre la tarima, a fin de facilitarles a los abanderados su ubicación: de izquierda a derecha, mayor de la UNRC; Agronomía y Veterinaria; Económicas, Exactas; Humanas e Ingeniería.

Otro de los aspectos destacados fue la gratitud de la casa de altos estudios a quienes durante un año la representaron en el campus y en otros ámbitos, manifestada en un libro de UniRío editorial y un diploma que a cada uno se les entregó en una bolsa celeste escrita con letras blancas.

Al final, la secretaria Académica de la UNRC, Ana Vogliotti, refirió al valor simbólico de la bandera. Dijo que, como todo símbolo, “está en lugar de otra cosa”. De forma didáctica, fue glosando que aquello que la bandera representa “es la Nación”, “la pertenencia colectiva a la República Argentina”.

La profesora Vogliotti indicó que el Aula Mayor es “lugar emblemático” del campus, testigo del cambio de abanderados, “uno de los acontecimientos más importantes” que marca el final de un ciclo para unos y el comienzo para otros, que habrán de “representarnos en todos los eventos importantes dentro y fuera de la Universidad”. Recordó que estar en el cuadro de abanderados es fruto de la dedicación, el compromiso estudiantil con la educación de quienes “nos dan vida y futuro” al tiempo que “construyen el propio”. Se trata de una construcción signada por la “educación pública”, “baluarte de Derechos Humanos que da posibilidades a todos los ciudadanos desde un pie de igualdad”. En este marco, recordó la III Conferencia regional de educación superior que ratificó su rol al cumplirse 100 años de la Reforma Universitaria.

Compromiso, amor, trabajo, pluralidad, solidaridad fueron algunos de los ejes que resaltó Vogliotti, aparte apuntar la necesidad de edificar a diario el respeto a la diversidad. Lejos de tecnocracias, aunque reconociendo las ventajas que la tecnología puede entrañar para el mejoramiento de procesos educativos, puso de manifiesto el rol de “los vínculos afectivos”, a los que rotuló de “soportes vitales” tanto en una institución educativa de 47 años cuanto en otros ámbitos sociales.

Para que los vínculos y otros aspectos centrales del quehacer universitario se desenvuelvan sin sobresaltos es clave el financiamiento, que “no es gasto sino inversión para el desarrollo”, como se encargó de plantear.

Ese financiamiento “hoy se encuentra en riesgo pese a que la educación debe ser una prioridad”. El contexto, con “la complicidad de algunos medios” de comunicación masiva, no debe resultar inmovilizador. Corresponde negarse a asumir que “no hay opciones y que éste es el único camino”. Es preciso perseverar en el cultivo del espíritu crítico y defender la “universidad pública” en tanto que lugar de “comunicación y debates” con la “participación de miembros de la comunidad local y regional”.

Con esta preceptiva de lazos con el resto de la sociedad, Vogliotti aseveró que “la situación económica más acuciante no pueden faltar de nuestras agendas” y llamó la atención sobre una realidad nacional en la que “exclusión y pobreza” contrastan con “fuga de capitales”.

DIRECCIÓN DE PRENSA Y DIFUSIÓN UNRC

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