Memoria, verdad y justicia
En la UNRC, un mural rinde homenaje a las 35 mujeres embarazadas cordobesas que secuestró la dictadura
17 de Diciembre de 2019 - La obra pertenece al artista Hernán Cappelletti, quien retrató en vinilo cada uno de esos rostros. Fue inaugurada en el pabellón 4 del campus, con la presencia de José Bustamante García. Él es el nieto 122 hallado por Abuelas de Plaza de Mayo y la cara de su madre –Nélida– está ahora inmortalizada allí
Fueron víctimas de la irracionalidad. Pensar en mujeres embarazadas secuestradas por la dictadura conmueve hasta las lágrimas. Pero sus caras no serán ni desconocidas ni olvidadas. Un mural, que acaba de ser inaugurado en el pabellón 4 del campus universitario, inmortaliza las miradas de cada una de ellas.
Son los rostros de 35 mujeres cordobesas embarazadas a quienes la dictadura militar las llevó detenidas y las hizo desaparecer junto a sus hijos, aunque algunos de ellos pudieron ser recuperados gracias a la búsqueda denodada de las Abuelas de Plaza de Mayo. Este es el caso de José Bustamante García, hijo de Nélida, quien vive en Río Cuarto y estuvo presente en la inauguración del mural.
Fue un acto simple, pero emotivo. Un ejercicio de memoria. Un paso más en la búsqueda de verdad y justicia.
Allí, en el hall de ingreso del pabellón 4, se congregaron para presidir la inauguración del mural el rector Roberto Rovere; el vicerrector Jorge González; la coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos de la UNRC, Mirta Aromataris, y Martín Cappa, representante de la Red por la Identidad de Río Cuarto, entre familiares, allegados y militantes de los derechos humanos.
La obra tiene tres metros de largo por dos de ancho. Junto a ella, hay una placa de 60 por 30 centímetros, que hace mención al secuestro y tortura de miles de personas durante la dictadura militar, como así también a la sustracción ilegítima de bebés recién nacidos, como parte de un plan sistemático y general de aniquilación desplegado contra parte de la sociedad civil argentina.
Es un vinilo que trajo Matías Darroux, quien es el nieto 130, que vino a Río Cuarto en el mes de octubre. Fue a partir de entonces que se hicieron las gestiones desde el Observatorio de DDHH y la Red por la Identidad, para concretar su instalación en dependencias del campus universitario.
La colocación de este mural fue impulsada por la Filial Córdoba de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo y recibió el respaldo del Consejo Superior.
José García: Agradezco a la Universidad por involucrarse
Blindado por el abrazo de sus hijos, José García, siguió con atención cada minuto del acto. Él es el nieto recuperado número 122 por Abuelas de Plaza de Mayo. Vive con su familia en Río Cuarto y el rostro de su madre es uno de los 35 retratados en el mural.
“Viendo este mural, quiero recordar a todas las mujeres embarazadas detenidas, entre ellas a mi mamá, pero también a todos los detenidos desaparecidos en la última dictadura militar. También, quiero agradecer a la Universidad por involucrarse en esto, que forma parte de lo que todos como sociedad estamos transitando desde hace mucho tiempo: un proceso de memoria, verdad y justicia”, dijo José García.
Agregó: “Estas 35 mujeres embarazadas dieron a luz en cautiverio a niños y niñas, muchos de los cuales, cerca de 300, todavía no conocen su verdadera identidad. Y los estamos buscando, porque desde hace 43 años hay una sociedad, una familia que los necesita”.
Aromataris: “Un ejercicio de crueldad y sadismo indecibles”
Poco antes de las palabras de José, habló la coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos de la UNRC, Mirta Aromataris.
Dijo: “La dictadura dejó huellas dolorosas en la sociedad argentina.Torturas, violaciones, desapariciones y muertes fueron patrones del Terrorismo de Estado. En fin, el plan sistemático de exterminio que desató un ejercicio de crueldad, de sadismo indecible”, resaltó.
Añadió Aromataris: “Es importante acentuar que las mujeres sufrieron un plus de violencia. Según el Informe Nacional sobre Desaparición de Personas, las mujeres constituyeron un 33% del total de los desaparecidos, de las cuales el 10% estaban embarazadas. Por un lado, entre las modalidades de tortura se encontraban las violaciones reiteradas y llevadas a cabo, muchas veces, por más de un represor, en la mesa de torturas o cuando las detenidas querían ir al baño. Por otra parte, muchas fueron asesinadas en el transcurso del embarazo y otras, también torturadas durante el período de gestación, eran llevada a las maternidades clandestinas que operaban dentro de algunos CCD”.
Recordó más adelante: “La ESMA, el Hospital Naval y el Hospital Militar fueron tres de los más importantes centros equipados para desarrollar las tareas de parto de las detenidas embarazadas. Durante el cautiverio, a la agresión física hay que añadirle la incertidumbre que cada una de ellas tenía acerca del destino de sus hijos e hijas, la sensación de que serían separadas de ellos y la incógnita de saber si alguna vez saldrían en libertad para ir en su búsqueda”.
A esa altura del acto, sensiblemente conmovida, Aromataris expresó: “Uno podría preguntarse por qué todavía se insiste en recuperar imágenes, historias, relatos, palabras, nombres. Es que la negación que llevó a cabo la dictadura de los sucesos ocurridos, del accionar ilegal, del genocidio, como forma de legitimación en el plano cultural y social, nos dejó sin nombres, sin palabras, para nombrar el horror de esos años. Y este desconocimiento deja huellas profundas en la subjetividad, porque produce una fractura del orden del saber y no saber al mismo tiempo, porque intentando desconocer una realidad dolorosa, se produce una desgarradura en el yo”.
“Fueron las madres, las abuelas, los familiares, quienes salieron a hacer frente a esta renegación denunciando la desaparición de sus hijos, como una presencia permanente de una ausencia, construyendo respuesta y recursos simbólicos frente a lo real de la desaparición, restituyendo fracturas y generando las posibilidades de tramitación de estos hechos traumáticos. Diferentes actos simbólicos como este mural que presentamos se han ido construyendo para restituir ese nombre a los desaparecidos, reescribiendo así la identidad arrebatada.
Martín Cappa: Esto vuelve visible una lucha que pasó hace tiempo
En representación de la Red por la Identidad de Río Cuarto, Martín Cappa valoró la colocación del mural en la Universidad y remarcó: “Cada restitución es como encontrar una aguja en un pajar. Son cerca de 300 los nietos que estamos buscando todavía. Por eso, contar con el testimonio de José en nuestra ciudad es invalorable. Y en este marco, también agradecemos profundamente a la Universidad”.
“Esta causa tiene una característica muy particular, tal vez distinta a la de los organismos de derechos humanos que buscan los restos de desaparecidos, porque Abuelas de Plaza de Mayo busca personas vivas, como es el caso de José que hoy nos acompaña con Vanina, su compañera, y sus hijos. Esto es lo que vuelve visible en el presente una lucha que pasó hace tiempo y que trasciende la vida misma”.
A un costado del mural con el retrato de las 35 mujeres cordobesas embarazadas secuestradas y desaparecidas, una placa, también hecha en vinilo recuerda: “Entre 1973 y 1983, las Fuerzas Armadas que usurparon de facto el gobierno de nuestro país llevaron adelante un plan sistemático de represión ilegal utilizando el aparato estatal. Funcionaron muchos centros clandestinos de detención diseminados por todo el territorio donde permanecieron secuestradas y fueron torturadas decenas de miles de personas, las que en su mayoría permanecen aún desaparecidas. Entre ellas, se encontraban cientos de mujeres embarazadas al momento de su detención”.
La placa dice también: “En diversas causas judiciales se acreditó que las jóvenes daban a luz mientras estaban secuestradas; en Córdoba era en la Maternidad Provincial y en la ex Casa Cuna. Los niños nacidos eran sustraídos y entregados ilegítimamente e ilegalmente a terceras personas. También fueron víctimas de la misma práctica sistemática, niños secuestrados junto a sus padres”.
Agrega: “La sustracción de esos bebés, que se prolonga hasta el presente, constituye una de las formas más perversas de desaparición forzada. Fue implementada como práctica sistemática y generalizada dentro de un plan general de aniquilación que se desplegó sobre parte de la población civil con el argumento de combatir la subversión”.
Finaliza diciendo: “Abuelas de Plaza de Mayo logró recuperar 130 niet@s pero aún continúa buscando los más de 300 que todavía no conocen su verdadera identidad”.
Fortalecimiento de los derechos humanos
La instalación del mural en el campus universitario recibió el aval del Consejo Superior de la Universidad.
El proyecto, que en ese momento aprobó el cuerpo colegiado, entendía: “La intervención artística en nuestra Universidad, dada su amplia concurrencia de jóvenes y público en general, se transforma en una herramienta esencial de multiplicación y potenciación de la función de la universidad pública en materia de integración a su medio social y regional desde su aporte a la promoción, protección y fortalecimiento de los derechos humanos”.
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