Universidad Nacional de Río Cuarto

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Entrevista a Eduardo Hurtado, profesor de Historia, docente de la UNRC

Preguntas y respuestas sobre las causas que llevaron al golpe de estado del 24 de marzo de 1976

  23 de Marzo de 2023

¿Cuáles fueron algunas de las causas que llevaron al golpe de estado del 24 de marzo de 1976?

Las causas del golpe de estado de 1976 como la de otros golpes de estado tienen un orden cronológico bastante claro, de todas maneras en realidad siempre un golpe de  estado es multicausal  y entiendo que particularmente  el golpe de estado de 1976 la multicausalidad es más profunda. Digo si lo comparamos por ejemplo con los del ´55 y del ´30 vinculados esencialmente a derrocar a Perón e Irigoyen respectivamente.

Para explicar esta multicausalidad tenemos que hablar del último gobierno de Perón. Ya en 1974  empiezan a recrudecer los enfrentamientos entre el sector sindical, más ortodoxo  del peronismo y la Juventud Peronista (JP).   

Además podríamos tener en cuenta que el pacto social promovido por el ministro de Economía (José) Gelbard entre empresarios de la Confederación General del Trabajo y la CGT se había empezado a desdibujar.

Un pacto social que se vio afectado por la dependencia económica y  muy concretamente por la crisis internacional del petróleo. La crisis del petróleo encareció los insumos que se importaban para la industria nacional, lo que lleva a que el acuerdo sobre los precios y salarios del pacto social no sea posible continuarlo en el tiempo.

En estos últimos días de vida de Perón  el proceso económico de su gobierno se vio complicado porque la relación precios y salarios empezó a ser impactado por la inflación. Claro que esta situación tras la muerte de Perón se complica mucho más, ya que aparecen las disputas aún más  fuertes en el interior del peronismo donde los intereses de los distintos grupos se tornan claramente visibles.  

Entran en escena con preponderancia sectores vinculados  al sector ortodoxo conservador recalcitrante cercanos  al entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega.  Y por otro lado toma fuerza también la influencia del gremialista Lorenzo Miguel.

Esta nueva situación tornó muy difícil la continuidad de Gelbard en el Ministerio de Economía que presenta la renuncia. El gobierno recurre a Alfredo Gómez Morales, quien ya había sido ministro de Economía durante los gobiernos  peronista de los año ´50, Morales no pudo conciliar en la interna peronista y finalmente no puede avanzar en su gestión.

Ante el cariz que van tomando los hechos López Rega  hace un giro político contradictorio con las bases estructurales del peronismo y empieza a pedir apoyo de sectores del Ejército y del sector empresarial, esta sería una de las explicaciones para entender la asunción como Ministro de Economía de Celestino Rodríguez, lo que va a llevar al  “Rodrigazo”.  

El nuevo ministro hace una transferencia de ingresos del sector trabajador al sector empresarial, en una política regresiva, lo que va a tener como consecuencia el primer  paro dela CGT a un gobierno peronista,  obviamente termina con la renuncia del ministro de economía y la salida de López Rega.

Estos hechos fueron ya en 1975 y la nueva situación generó una fuerte controversia en los viejos dirigentes peronistas  que se plantearon ¿Qué hacer con Isabel? ¿Sostenerla o no? Incluso dentro del sindicalismo algunos sectores debatieron sobre una eventual acefalía. Aquel frente que había formado Perón para llegar a las elecciones, el Frejuli, se desarticula. También hubo políticos que se plantearon cerrar el parlamento y que Isabel hiciera gobierno con el apoyo del Ejército y de los empresarios.

 ¿En este marco pudo evitarse el golpe de estado o generar alternativas de continuidad de la democracia?

Hubo sectores institucionalista que pensaron  en la posibilidad de evitar el golpe, claro que pensaban en una alternativa que no consideraba a Isabel, por ejemplo una era adelantar las elecciones en 1976 pero proponen una fecha a la que no se llegó, era el 17 de octubre. Una alternativa que por lógica tuvo reparos en la oposición.  

Además durante el periodo que Lúder reemplaza a la presidente se propone un nuevo ajuste económico para estabilizar la situación, lo cual generó contrariedad en los viejos dirigentes peronista que se negaban a pagar el costo político de  otro ajuste. Indudablemente era un gobierno debilitado.

Ya existía además la decisión de las fuerzas armadas de cerrar el ciclo de Isabel con un golpe de estado.

¿Cuáles fueron en general las características del gobierno de facto en lo económico y social?

Es un gobierno que entra con la idea de que, según ellos claro, era necesario disciplinar a la sociedad que consideraban contestaría. Y  lo que le da cierta integración, ya que en las fuerzas armadas había fuerte divisiones, por lo menos cuatro proyectos distintos de como disciplinar a la sociedad, es el vínculo que rápidamente Videla establece con Martínez de Hoz, quien representaba a hombres de negocio, por supuesto,  más preocupados por sus ganancias personales que en darle utilidades al gobierno de facto.

Es un grupo de empresarios y economistas basados en criterios especulativos que hacen una alianza con un sector del Ejército, es un golpe cívico-militar. Una alianza que procura la concentración de la riqueza y profundizar las desigualdades sociales, una especie de revancha contra los trabajadores y los sectores populares porque incluso al momento del golpe las desigualdades sociales aun no eran tan grandes.

¿Qué impacto te parece tuvo en la sociedad  el juicio a los comandantes por los crímenes de lesa humanidad;  la brutal represión y la desaparición de personas  llevada adelante durante la dictadura?

Los juicios tuvieron mucha resistencia en los altos mandos y esto lleva a un hecho clave para la democracia que fue la Semana Santa de 1987 donde hubo una gran movilización social en defensa de la democracia, los propios partidos políticos se mancomunaron, el peronismo con Antonio Cafiero brindó un apoyo muy importante al presidente Raíl Alfonsín.

Dichas circunstancias van  sembrando en algunos militares la idea de que la sociedad no estaba dispuesta a tolerar una nueva intervención de facto.

Otra variable que no es menor es que los grupos empresariales entienden que ya no es necesario el control de las fuerzas armadas para imponer sus proyectos económicos y el modelo de mercado.

Incluso los alzamiento que llegaron hasta 1991 en ningún caso tuvieron apoyo social, ni político, ni empresarial. Y quiero aclarar:  no es que los empresarios de repente se volvieron democráticos sino que  lograron estratégicamente vincularse con los partidos políticos, de tal manera de realizar sus negocios sin recurrir a los golpes de estado.

 

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