Universidad Nacional de Río Cuarto

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A 173 años del fallecimiento del Libertador

San Martín el prócer que cambió la estrategia para enfrentar el poder español en América

  17 de Agosto de 2023

A las  14 del 17 de agosto de 1850 en Boulogne Sur Mer, Francia, moría el general José de San Martín. El fin de su vida abría las páginas de su  gloria. Nació en Yapeyú el 25 de febrero de 1788. A poco andar viajó con sus  padres a España y se enroló en las filas del Ejército español. Inteligente y de espíritu templado, recibió el impacto de los grandes cambios que a finales del siglo XVIII y principios del XIX se produjeron en Europa. Las ideas de la Revolución Francesa y de la Revolución Industrial Inglesa y su aprensión a los movimientos masónicos sembraron en él la convicción de que las monarquías absolutistas del viejo mundo eran anacrónicas y que el colonialismo español era una aberración para los pueblos americanos. Tuvo la visión estratégica de atacar por Chile para llegar al Perú al centro de las fuerzas españolas.

Fue un hombre austero. Relata Felix Luna: “Siempre vivió modestamente, no le importaba el lujo, es sabido que después de liberar a Chile hizo que un sastre le diera vuelta su viejo uniforme en lugar de adquirir uno nuevo”.  Luna resalta también las cualidades del sentido del honor del Libertador, quien no era codicioso por el  poder. “Después de triunfar en Chacabuco y Maipú declinó convertirse en Director o dictador del pueblo trasandino. En Perú debió hacerse cargo del Protectorado porque no existían allí, en ese momento, elementos orgánicos y confiables para formar un gobierno. Pero después de Guayaquil, cuando percibió que su presencia en el poder de Lima suscitaba recelos en la opinión local, dejó el cargo, devolvió su autoridad al Congreso y abandonó el territorio que había liberado”. 

Con la entrada del siglo XXI  algunos  historiadores se animaron a bajarlo del bronce y mostraron su lado humano. Era duro con su tropa y con el enemigo, pero hacía un culto de la justicia. Gustaba de vez en cuando empuñar una guitarra y empinarse un buen vino. No esquivaba tampoco la belleza femenina. 

Tanto se lo desmitificó que alguien puso en  duda  si era hijo de  Gregoria Matorras y Juan de San Martín como se enseñaba desde siempre en las escuelas. El historiador Hugo Chumbita en el año 2000 echó a correr la versión que San Martín  sería hijo de Diego de Alvear –militar español, padre de Carlos María de Alvear- y de Rosa Guarú, una mujer de origen guaraní.

La crianza del niño habría sido confiada a la familia San Martín y la propia Rosa Guarú en este contexto se habría ocupado del cuidado del niño, tomándole un fuerte afecto maternal al futuro Libertador. De todos modos son versiones que muchos estudiosos de la vida de San Martín por distintos razones desechan de plano.

Como coletazo del asunto se abrió, hace un par de años, un interesante espacio para el debate en los medios masivos y en la sociedad sobre San Martín,  sus virtudes y defectos, un debate sobre San Martín como ser humano,  más que como héroe. La industria editorial no quedó  exenta del fenómeno y algunas  publicaciones fueron muy bien vendidas en las góndolas de las librerías. Tal fue el caso del Secreto de Yapeyú de Hugo Chumbita en 2001; Don José La vida de San Martín de Ignacio García Hamilton escrito en 2000; y San Martín la fuerza de la misión y la soledad de la gloria de Patricia Pascuali escrito en 2004.

Las campañas

En 1784 se trasladó a España con su familia, donde estudió primero en el Seminario de Nobles de Madrid y luego, en 1789, el mismo año de inicio de la Revolución francesa, y con 11 años de edad, ingresó como cadete en el 2do batallón del regimiento de infantería de Murcia.

Como integrante del Ejército español San Martín participó en campañas siendo un adolescente en África contra los moros en Meilla y Oran, luego participó en la guerra contra las franceses en los pirineos y participó en batalla de Bailen en junio de 2008 contra las tropas napoleónicas y recibió por su desempeño en aquella histórica contienda la Medalla de oro de los héroes de Bailen, que otorgaba el estado español.

Tras renunciar al Ejército español, en 1812 llegó a Buenos Aires. Si bien no fue gentilmente recibido, se le encomendó la formación del escuadrón de Granaderos a Caballos. La participación que tuvo en las grandes batallas de la Europa de la época despertó sus cualidades estratégicas, lo que le permitió avizorar  la inutilidad de continuar enfrentando al “Godo” por el Norte del país y que era necesario el epopéyico esfuerzo de cruzar los Andes para avanzar sobre Chile. Desde allí, vía Pacífico, dar un golpe mortal al centro defensivo de los realistas en Lima, Perú. 

Los granaderos a caballo tuvieron su bautismo de fuego fue junto al Convento de San Carlos de Borromeo, en la ciudad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe, donde el 3 de febrero de 1813 vencieron a una formación del Ejército realista que había hecho en una incursión desde el Paraná.

Luego tuvo lugar la preparación de la campaña a Chile y Perú con base en la ciudad de Mendoza. Ya en plena marcha del Ejército de los Andes y en territorio chileno en Chacabuco las tropas argentinas-chilenas vencieron a los realistas el 12 de febrero de 2017.

El 18 de marzo de 1818 se produjo el desastre de Cancha Rayada donde estuvo en serio riesgo la continuidad de la campaña de los libertadores. Fueron sorprendidos los criollos por las tropas españolas en una acción estratégica nocturna del enemigo que ocasionó serios daños a los soldados americanos.

Al poco tiempo se rehicieron los criollos y finalmente se enfrentaron el 5 de abril de 1818 contra los españoles en la batalla del valle de Maipú donde San Martín demostró su capacidad estratégica y venció a los “Godos”  liberando de esta manera a Chile y dejando el camino libre para la marcha hacia el Perú, último bastión del colonialismo español.

El 28 de julio de 1821 el general San Martín proclamaba la independencia del Perú al grito de ¡Viva  la patria¡ ¡Viva la libertad¡ ¡Viva la independencia¡

En Río Cuarto
Durante la campaña de los Andes, el Libertador San Martín pasó por lo menos 10 veces por el territorio que es en la actualidad el Departamento de Río Cuarto, recorriendo el camino de posta entre Buenos Aires y Mendoza.

Este camino, al cruzar la provincia de Córdoba, unía en línea recta la actual Villa María con Achiras y corría al Norte de la Frontera Sur para evitar el peligro de las invasiones de los indios. No pasaba en consecuencia por la ciudad de Río Cuarto. Las principales postas de la región de Río Cuarto eran Tegua, Corral de las Barrancas (hoy Coronel Baigorria), tambo La Aguada (cerca de Cuatro Vientos), Barranquita y Achiras. 

El historiador local Carlos Mayol Laferrere indica: “El primer paso se produjo en 1814, hay constancias de que el 31 de agosto traspuso el Canal de las Barrancas y el 1 de septiembre Achiras”. Venía del Norte e iba a Mendoza. El último paso por la región fue en 1823 de regreso de Perú, rumbo a Buenos Aires, previo a su exilio en Europa. 

Por la ciudad de Río Cuarto propiamente dicha pasó dos veces. Convocado por el Director Supremo entrante José Rondeau en 1819 y en plena campaña del Perú, San Martín pasó por la Villa del Río Cuarto en los primeros días de octubre y se sabe que llegó a La Carlota, donde habría sido anoticiado de que tropas santafesinas se aprestaban a detenerlo en el marco de las disputas internas entre federales y unitarios,  con lo cual decide su regreso a Mendoza. 

Víctor Barrionuevo Imposti, en su obra excelentemente documentada, Historia de Río Cuarto, Tomo I, página 168, dice:  “La noticia de que llegaría una fuerte expedición realista al Río de la Plata indujo al Directorio a llamar a San Martín en consulta, a mediados de 1819. Y éste también quería ir, para acordar “las ulteriores operaciones del Perú”.  Marchó pues por el camino de postas y el 10 de octubre de 1819 llegó a la Villa de Río Cuarto. 

El párroco, que era el Maestro Valentín Tissera, escribiría al Obispado diciendo que el Libertador, durante su breve estancia en la Villa, lo había reconvenido por tener como Teniente Cura a Fray Ramón Cárdenas (a quien él había desterrado de Chile) y que “de ninguna manera siguiera más tiempo de ayudante (de la parroquia), por ser contrario al sistema público de la libertad del país”. El episodio ha permitido probar el paso de San Martín por Río Cuarto en la fecha indicada.

Acortando camino por las guardias de la frontera, San Martín llegó al día siguiente a La Carlota, donde fue informado de que los “montoneros” santafesinos habían roto las hostilidades y bloqueaban los caminos. Decidió entonces no continuar su marcha y recabar nuevas instrucciones. 

Al pasar de vuelta por la Villa de Río Cuarto (12-10-1819), San Martín le avisó al gobernador de Córdoba; y éste le pidió que mandase alertar las fuerzas de San Luis para auxiliar al Comandante Lucas Adaro en el caso de que los santafesinos atacaran algún punto de la Frontera del Sur”. 
 

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