Universidad Nacional de Río Cuarto

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Reparación histórica

La UNRC reconoció a 38 ex alumnos que debieron interrumpir sus estudios por motivos políticos

  21 de Marzo de 2025

Son víctimas sobrevivientes del terrorismo de Estado. Sólo seis lograron retornar y graduase aquí, y dos lo hicieron en el exterior.  La mayoría debió exiliarse. Hay legajos que no se volvieron a encontrar. Se hizo un acto, en el que se entregaron copias de los legajos reparados. Fue en el Aula Mayor

A 48 años del último golpe de estado y a 41 de la restitución del sistema democrático, la Universidad Nacional de Río Cuarto reconoció a 38 ex alumnos que, en los años de plomo de la Argentina, debieron interrumpir sus estudios por motivos políticos, varios de los cuales tuvieron que exiliarse para salvar sus vidas.

Fue en el marco de una emotiva ceremonia, en la que se entregaron copias de los legajos reparados, con miras a “la reconstrucción de una memoria colectiva que tome en cuenta a todos los damnificados y a todos quienes de una manera u otra fueron víctimas del terrorismo de estado”.

Para mantener contacto con quienes se quedaron en el exterior tras el exilio, el encuentro fue híbrido, con la participación presencial de unos y virtual de otros. Es el segundo acto de reparación de legajos que se concreta en esta casa de estudios.

En esta línea tendiente a resarcir de manera simbólica a quienes se vieron afectados por el poder dictatorial en la Argentina, el primer acto de reparación de legajos de universitarios locales víctimas del terrorismo de Estado se realizó el 7 de agosto del año pasado, cuando fueron reconocidos el nodocente José Alfredo Duarte y los estudiantes Berta Clara Perassi, Alberto Pinto, José Santiago Amato.

Ahora se entregaron legajos reparados y copias de la resolución por la que se reconoce la verdad de la interrupción académica de aquellos estudiantes de la UNRC.

El acto se concretó desde pasada la media mañana de este viernes, en el aula mayor del campus. Fue presidido por la vicerrectora de la UNRC, Nora Bianconi, a quien la acompañó en estrado la coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos de la UNRC, Rosa Cattana.

Participaron familiares de esos universitarios que sufrieron las consecuencias del terrorismo estatal, autoridades de las facultades y del Rectorado, estudiantes, nodocentes, docentes, dirigentes gremiales, ex autoridades universitarias, funcionarios municipales y concejales, entre otros.

Tras realizarse una búsqueda exhaustiva de los correspondientes legajos, se encontraron 33 de los 38. Por lo que se prevé un proceso de reconstrucción de los cinco faltantes.

El acto

La ceremonia duró casi dos horas. Se leyó la resolución del Consejo Superior, por la que se decidió este reconocimiento a los ex alumnos, a quienes se los nombró.

Seguidamente, se dio lectura a un escrito enviado desde Madrid por el ex rector normalizador de la UNRC, Augusto Ángel Klappenbach Minotti y una nota de la rectora Marisa Rovera –quien no estuvo presente en el acto-.

La continuidad estuvo marcada por el aporte musical del dúo musical Azafrán, integrado por Ana Lucía Paz Mérida –voz- y Franco Rivarola Bianconi –guitarra-, quien es el hijo de la vicerrectora de la UNRC. Interpretaron “La Memoria”, de León Gieco; y “Derecho de nacimiento” y “Hasta la raíz”, Natalia Lafourcade.

Luego, llegó el momento más conmovedor. Fue cuando se hizo la entrega de las copias de los legajos. Hubo lágrimas, sentidos abrazos, puños en alto, miradas vidriosas, expresiones de afecto y conexión emocional.

Acto seguido, habló –vía la plataforma virtual Mett- el ex alumno David Andenmatten, quien dijo: “La UNRC desde hace muchos años trabaja por la memoria”. “Participé de las luchas que se llevaron adelante en aquella época”. “Quiero recordar a los compañeros de Río Cuarto que han sufrido la cárcel o que están desaparecidos”. “El genocidio no sólo tuvo un efecto sobre las víctimas directas, sino también sobre todo el pueblo”. “Terminó por modificar la conciencia de la gente”. “El pueblo se va a despertar y lograremos independencia y un país más justo”.

Luego, subió al estrado y se dirigió a los presentes María Victoria Aromataris, ex alumna que estuvo presa hasta fines de 1982. Con un hilo de voz hizo y los ojos llenos de lágrimas, remarcó “la marca” de “la tristeza por los compañeros muertos”.

Con posterioridad, se escuchó a Carlos Claret, ex decano normalizador interventor de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la UNRC en 1973, quien participó a través de un video. Y después a Mario Burkun, ex director del Departamento de Ciencias Sociales de la UNRC. Contó de su exilio, que incluyó un breve paso por España, siguió en Francia y terminó con tres años en México, tras lo cual volvió a la Argentina, en tiempos del Gobierno de Raúl Alfonsín; luego estuvo en el partido Intransigente y posteriormente fu embajador en Polonia, durante la presidencia de Carlos Menem.

En el cierre, hablaron la coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos de la UNRC, Rosa Cattana, y la vicerrectora Nora Bianconi.

Una nueva tanda reparatoria

El pasado 11 de marzo, el Consejo Superior aprobó por unanimidad el reconocimiento de la Universidad Nacional de Río Cuarto a ex alumnos cuyos estudios universitarios fueron interrumpidos por la violencia material y simbólica ejercida sobre ellos durante la época del terrorismo de estado que actuó en el país entre 1974 y 1983.

El cuerpo colegiado, tomó en consideración que: “La persecución a estudiantes y militantes comprometidos con el sostenimiento de la democracia y con la construcción de una sociedad más justa, se inició antes del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.  Comenzó a finales de 1974, se hizo más intensa a mediados del año 1975 con los allanamientos que, en virtud del estado de sitio, dejaron como saldo los primeros presos políticos de la ciudad de Río Cuarto” y que “previo al golpe de estado, a través de la denominada Misión Ivanissevich, cuando el mando de la cartera de Educación pasó a sus manos, comenzó la persecución ideológica en las universidades nacionales”.

“Tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, las universidades quedaron en manos de las Fuerzas Armadas. La intervención militar de la UNRC estuvo encabezada por el Vicecomodoro Eduardo Pedro Herreros, quien dictó un régimen disciplinario que reglamentaba estrictamente las conductas y el aspecto personal que debían observar tanto los alumnos como los demás miembros, dentro y fuera del ámbito de la UNRC”.

“Resulta un deber ético de la universidad pública, consignar en los legajos de sus estudiantes la verdad histórica respecto de la auténtica causal de interrupción de sus carreras universitarias, de modo de producir una enmienda material de esos documentos públicos y una reparación simbólica para quienes vieron interrumpidos sus proyectos de vida por acción de la represión proveniente de quienes ejercían el poder en el país”.

Suman 38 las personas que resultaron afectadas por el terror estatal de esos años oscuros de la historia argentina, seis de las cuales lograron retornar y graduarse, mientras que otras no tuvieron la misma suerte. Dos se graduaron en el exterior. Los legajos de cinco de estos ex alumnos no se pudieron encontrar; a ellos se les reconocerán los motivos de la interrupción de sus estudios y la Universidad se comprometerá a reconstruir sus legajos.

Detalles

Por un lado, se ofreció un reconocimiento a seis egresados de la UNRC que debieron interrumpir sus estudios por motivos políticos ajenos a su voluntad y pudieron completar sus carreras una vez restituida la democracia, a quienes se les repararon sus legajos. Por otra parte, se destacó a 32 ex alumnos de la UNRC que tuvieron que interrumpir sus estudios por motivos políticos ajenos a su voluntad, y no lograron regresar a las aulas de esta casa. De ellos, sólo dos consiguieron graduarse en universidades extranjeras.

El 7 de mayo último, el Consejo Superior aprobó el proyecto "Reconocimiento de la UNRC a Ex Estudiantes que por razones políticas debieron abandonar sus estudios universitarios durante el terrorismo de Estado”, tras lo cual se comenzó con la búsqueda e identificación de esas personas.

Los objetivos generales son los de “fortalecer los procesos de memoria, verdad y justicia en la Universidad Nacional de Río Cuarto, construyendo colectiva e institucionalmente acciones de resignificación permanente del pasado reciente” y “generar actividades educativas que visibilicen el genocidio perpetrado sobre los hombres y mujeres reprimidos, censurados, detenidos, asesinados o desaparecidos”.

La comisión que reconstruyó esta página de la historia

El Observatorio de Derechos Humanos de la UNRC llevó adelante adelante estas acciones. Para ello, se conformó una comisión ad hoc formada por miembros del Consejo Consultivo del Observatorio y otras personas integrantes de la comunidad universitaria, la cual realizó una campaña de identificación de las víctimas.

El reconocimiento como ex alumno de la UNRC es un proceso voluntario que debe ser solicitado por los interesados, para lo que se puso a disposición un formulario, en el que a modo de declaración jurada, colocaron sus datos personales, los antecedentes académicos en la UNRC y los motivos por los que debieron interrumpir los estudios.

Los integrantes de la comisión:

Cecilia Lladser

Cecilia Saroff  

Eduardo Escudero

Karen Torres

Marcelo Ruiz

Silvia Capriccio 

Silvina Berti

Carla Silvina Pacheco

Vladimir Kamiesky

Yohana Carranza

Rosa Cattana, coordinadora del Observatorio de DDHH

 

 La rectora Rovera estuvo ausente

 “Renovamos el compromiso de nuestra Universidad por resignificar y reescribir la historia institucional a partir de ese triste pasado colectivo”

 La rectora de la UNRC, Marisa Rovera no participó de la ceremonia.  Envió un escrito en que dijo: “Razones familiares me impiden estar hoy presente y compartir con ustedes este momento tan especial, especialmente con quienes fueron víctimas de una época oscura en nuestro país. A través de estas palabras deseo expresar mi acompañamiento y profundo respeto”.

“Hoy la UNRC, manteniendo la memoria siempre activa, lleva adelante un proceso de reparación documental que representa un avance sustantivo en la lucha por los Derechos Humanos; se suma a la primera ceremonia realizada en agosto del año 2024 en la que se entregaron documentaciones reparadas de universitarios locales, víctimas de la dictadura cívico militar, donde cientos de integrantes de los diferentes claustros sufrieron secuestro, desaparición, homicidio, expulsión y exilio”.

“Este hecho permitirá dejar constancia en los legajos sobre los reales motivos que determinaron la interrupción de un proyecto de vida de 38 estudiantes de esta Universidad que debieron abandonar el cursado de sus carreras en la última dictadura cívico militar”.

“La UNRC viene realizando cada año un sinfín de actividades en el marco del proceso de memoria, verdad y justicia y, en este marco, hoy sigue viva la memoria con la reparación simbólica de legajos de estudiantes que fueron víctimas sobrevivientes del terrorismo de estado que asoló a nuestro país entre los años 1974 y 1983”.

“Quiero reconocer el trabajo coordinado por el Observatorio de Derechos Humanos de esta Universidad, porque fundamentalmente el investigar y reconstruir estos legajos lleva a revivir situaciones muy profundas y con alto contenido emocional”.

“En este acto renovamos el compromiso de nuestra Universidad por resignificar y reescribir la historia institucional a partir de ese triste pasado colectivo, además de generar las condiciones para facilitar el acceso a la información sobre los hechos ocurridos. Al recorrer las trayectorias de los estudiantes marcadas por el compromiso social, por el ideal de justicia, por la ilusión de un futuro mejor, nos reconocemos y como institución nos sentimos responsables al haber sido una parte esencial de su formación y de sus vidas”.

“El ejercicio de la vida democrática en la sociedad, así como en la Universidad, no puede ni debe concebir la intolerancia, la desmemoria y la violencia como herramienta para imponer ideas y dirimir diferencias. Es necesario construir una cultura institucional que contribuya a la paz y a la defensa de los valores democráticos”.

“Un abrazo fraterno a aquellos estudiantes y familias que depositaron su confianza en la universidad pública para forjar un futuro mejor”.

 

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