En conmemoración del 24 de marzo del 76
Nora Bianconi: "Las violaciones a los Derechos Humanos implican el silenciamiento de las esperanzas, la revocación de los sueños y la anulación de la humanidad"
21 de Marzo de 2025

La vicerrectora de la UNRC presidió la ceremonia en la que fueron reconocidos 38 ex alumnos que debieron interrumpir sus estudios por motivos políticos
En este segundo acto de reparación de legajos a universitarios víctimas del terrorismo de estado, la vicerrectora de la UNRC, Nora Bianconi, comenzó su discurso diciendo: “El año pasado, la Universidad pudo realizar la primera reparación de legajos de Berta, José, Alberto y Santiago, integrantes de nuestra comunidad, desaparecidos y asesinados víctimas del terrorismo de Estado”.
“Así nuestra Universidad, a través de su Consejo Superior, decidió avanzar en la tarea de recuperar, de restituir y resignificar los legajos y la documentación de estudiantes que durante la última dictadura militar se vieron obligados a abandonar sus carreras, a dejar de lado sus proyectos de vida”.
“Con ello se trata entonces, de resignificar una vez más la historia y la memoria institucional. Se trata de romper el silencio para cuidar y fortalecer la democracia real”.
“Las violaciones a los Derechos Humanos implican el silenciamiento de las esperanzas, la revocación de los sueños y la anulación de la humanidad misma. Así, nuestras voces deben estar orientadas a la defensa de los derechos, contribuyendo a sostener y reafirmar en cada acto cotidiano, la existencia de una sociedad que valore la justicia y que respete esos derechos fundamentales”.
“Este acto alude además a una obligación del Estado, y particularmente de las instituciones públicas, obligación de hacer notar y defender, el mandato normativo de no repetición de la ruptura del orden constitucional y de las violaciones masivas a los Derechos Humanos, toda vez que los tratados suscriptos por nuestro país, en relación a ellos, se alojan en nuestra ley suprema”.
“Este acto se realiza en el marco de la conmemoración del 24 de Marzo como día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, cuyo proceso de construcción a lo largo del tiempo, fue avanzando en torno a un ‘nosotros’ en sentido colectivo, como sociedad, como país, sentido comunitario que debemos en este tiempo sostener”.
“En muchos países existen eventos similares: el 27 de enero, Día internacional de recordatorio a las victimas del Holocausto; el 11 de septiembre en Chile, donde se realizan actos de memoria y justicia por las víctimas de la dictadura, o el 16 de diciembre el día de la reconciliación en Sudáfrica, y podría seguir enunciando similares. Pero no pretendo enumerar, sino dar testimonio sobre como los seres humanos en distintos lugares y épocas, se niegan a naturalizar la violencia en cualquiera de sus formas, a naturalizar las violaciones sistemáticas de los derechos”.
“Este encuentro nada tiene que ver con un ritualismo vacío. Muy por el contrario, se relaciona con la ruptura del silencio; se trata de un momento en el cual la memoria trasciende al relato, y adquiere la dimensión de un compromiso del cuerpo, de un modo de alerta de la conciencia, de un acontecimiento colectivo, hasta incluso identitario”.
“Este acto se transita también a partir de un reencuentro con las memorias académicas que como resultado hoy se entregan y vuelven a estar, vuelven a ser. Ello produce una puesta en valor muy especial porque el elemento simbólico de una constancia escrita, hoy adquiere una relevancia que facilita volver a mirar aquello que representa una historia de vida, una trayectoria, un cumulo de vínculos los cuales están estrechamente relacionados con la trama institucional”.
“Los legajos, -ese elemento tan administrativo-, son también documentos personales, que inician individuales y despersonalizados, pero que, con el paso del tiempo, exhiben su naturaleza compartida: varias personas contribuyeron a su organización o su cronología común, otras tomaron decisiones sobre su resguardo, otras sobre su visibilizacion. Algunos de ellos se escribieron a máquina y se firmaron a mano; otros por el paso del tiempo, guardan trazos borrosos, anotaciones con lápiz o tipografías a golpe de máquina. En sus hojas, en sus indicios, se descubren voces e historias encarnadas por otras palabras -verdaderas y ausentes allí- como son miedo, exilio, detención, desaparición, muerte”. “Palabras, que las políticas de Memoria, Verdad y Justicia nos impiden olvidar”.
“Esta reparación es una manera de dar voz, de trascender el papel en una transmutación hacia la recuperación de un legítimo lugar”.
“Con cada 24 de marzo se demuestra que la memoria es un ejercicio potente y que no está cristalizada sólo en un relato repetitivo. Con cada acto de reparación reafirmamos que la memoria está viva, inquieta y se convierte en un puente único que conecta con lo que nos pasó, con lo que hacemos, sentimos y pensamos”.
“En relación a esto, la recuperación de los legajos no es un mero dato histórico. Sino que se trata de seguir buscando verdad y justicia. Se trata, en último término, de un gesto que muestra el lugar que ocupa la memoria académica de estudiantes sobrevivientes que se hicieron preguntas valientes y que fueron víctimas del terrorismo de Estado. Unas preguntas que quizás hoy siguen resonando y que se vuelven cada vez más necesarias y urgentes”.
Memoria institucional
Rosa Cattana: “Estamos documentando esas razones que no permitirán que la oscuridad desdibuje la memoria”
La coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos gestó la iniciativa que reparó los legajos de los estudiantes perseguidos por la dictadura militar
La iniciativa de reconocimiento a los ex alumnos víctimas del terrorismo de estado fue impulsada por la coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos de la UNRC, Rosa Cattana, quien hizo uso de la palabra en el acto de este viernes y dijo: “El proceso de reparación de legajos expresa y construye una memoria institucional acerca de los hechos que marcaron la vida de esta Universidad durante el terrorismo de Estado”.
Cattana destacó que la Universidad hoy estaba dando “un paso más en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia”.
Subrayó: “Más que nunca debemos cuidar esa memoria, porque quieren desaparecerla. Frente a las acciones de negacionismo del terrorismo de Estado y el vaciamiento de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, la universidad pública, como institución generadora de conocimiento, tiene la obligación ética y moral de oponerle al negacionismo todas las razones para no dejarlos pasar. Y en ese sentido venimos trabajando desde el Observatorio de Derechos Humanos”.
Señaló Cattana: “En este, nuestro segundo acto de reparación de legajos, estamos reconociendo a 38 ex alumnos y reconociendo los motivos por los que debieron interrumpir sus estudios. Soñaban un país mejor, más justo, más solidario, y tuvieron el compromiso y el valor de luchar por ese país que soñaban. El terrorismo de Estado no solo truncó sus vidas y la de sus familiares, también privó al país de trabajadores y de profesionales que podrían haber contribuido en el desarrollo de ese país mejor que ellos estaban dispuestos a construir”.
“Por eso, hoy en la UNRC, estamos documentando esas razones que no permitirán que la oscuridad desdibuje la memoria. Porque ustedes y sus vidas son la razón que se contrapone al negacionismo”, remarcó durante su mensaje la ex docente universitaria y actual coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos de la UNRC.
Cattana también resaltó el acompañamiento de quienes fueron autoridades en épocas en que la mayoría de estos ex alumnos transitaban las aulas de esta Universidad.
Entre ellos, mencionó al rector Augusto Klapenbach; al director del Departamento de Ciencias Aplicadas, Carlos Claret, y a Mario Burkun, director del Departamento de Ciencias Sociales, quien entabló comunicación con los presentes en el acto vía Meet.
Sin embargo, en su lista de reconocimientos, Cattana puntualizó que faltaba mencionar otro director de departamento. Se trata, indicó, “del director del Departamento de Química y Física, el departamento en el que yo estudié. Me refiero al profesor Ernesto Silber. A Ernesto lo secuestraron, se lo llevaron de acá de la Universidad. A los pocos días apareció ahorcado en la celda donde lo habían alojado. No hemos podido aún reparar el legajo de Ernesto porque el caso no ha sido elevado a juicio. Junto con otras 62 víctimas de Río Cuarto y sur de Córdoba conforman la mega causa Gutiérrez que, habiendo ya concluido hace rato la etapa de investigación, venimos solicitando a la justicia federal que avance sin más dilaciones. Estamos a la espera y reclamando la pronta elevación a juicio con el firme convencimiento de que la verdad y la justicia son derechos irrenunciables de nuestra comunidad”.
En el tramo final de su discurso, Cattana remarcó consideró “imprescindible que se condene a los responsables y que se cierre este capítulo de nuestra historia con el único final posible: justicia para las víctimas, reparación para sus familias”, y abogó por “un mensaje claro para el presente y el futuro: Nunca Más”.
“El próximo lunes, a 49 años del golpe genocida, volvemos a reunirnos en todas las plazas del país. Y como siempre, gritaremos bien fuerte: ¡Son 30.000. Están presentes. Fue genocidio. Este pueblo ya dijo nunca más!”, concluyó Cattana.
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